Los misioneros en Ჹí, víctimas de una "trágica e inhumana cotidianidad"
Giulia Mutti – Ciudad del Vaticano
No cesa el clima de violencia en Haití que, desde el 29 de febrero, está en manos de bandas criminales que sacuden el país. “En un lugar del que hace tiempo que no se habla, tal vez para hacer creer que las cosas ya están arregladas – explica Maddalena Boschetti, misionera italiana en este Estado caribeño – este es nuestro trágico, inhumano, absurdo, anormal cotidianeidad". La semana pasada, tres misioneros evangélicos fueron asesinados, entre ellos dos estadounidenses, de forma extremadamente violenta en el orfanato del que eran responsables, a un paso del hospital San Camillo, en La Plaine, en la capital, Puerto Príncipe, delante de los niños que acogen.
La emboscada
Según cuenta Maddalena Boschetti, la emboscada se produjo repentinamente el jueves 23 de mayo. Los tres misioneros dieron la noticia de la emboscada a sus seres queridos en directo, mediante wifi, mediante un emocionado intercambio de mensajes y, posteriormente, las imágenes violentas aparecieron también en las redes sociales. A pesar de todos los llamamientos, nadie intervino y las bandas saquearon, destrozaron, golpearon, mataron y quemaron los cuerpos con extrema violencia. Fueron dos jóvenes cónyuges estadounidenses los que perdieron la vida, Natalie y Davy Lloyd, de 21 y 23 años, respectivamente, hija y yerno de un congresista republicano estadounidense. Con ellos también murió Jude Montis, el director haitiano del orfanato.
Una violencia silenciosa
La violencia puede serlo incluso con menos ruido. Según el relato de la misionera Boschetti, presente en la zona, las bandas han cambiado de táctica y se están "disfrazando de héroes de la patria que liberaron a Haití de un primer ministro no electo, no amado y no deseado". Por el momento se practican pocos secuestros y pocas ejecuciones, pero sus víctimas son sobre todo conductores de transporte público que cada pocos metros "se ven obligados a pagar un peaje a la banda que tiene el poder en ese tramo de la carretera", explica la misionera. Mediante un violento sistema, los bandidos detienen los vehículos con armas de guerra, obligando a los conductores a entregar el dinero solicitado, como si se tratara de tarifas reales que varían según los vehículos.
El viaje de la “esperanza”
Ante esta situación, son los pasajeros los que pagan "porque – continúa Boschetti – el coste de los viajes ha aumentado espectacularmente. La conexión de la capital a Mare Rouge, en el noroeste del país, se ha vuelto muy cara y ha pasado de 500 gurda a 7.500". Un porcentaje muy alto si se tiene en cuenta que en Haití el 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. Al aspecto económico se suma el peligro de emboscadas de bandas que "extorsionan y secuestran autobuses enteros". El dinero extorsionado se distribuye luego en barrios devastados por el hambre y sirve para fomentar manifestaciones contra las intervenciones extranjeras en el país.
El martirio y la valentía de la fe
“¡Nuestro Papa nos invita a reflexionar sobre cómo en el martirio ya se realiza la unión entre cristianos!”, subraya la misionera. "Estos hermanos evangélicos son mártires en mi corazón, como sor Luisa Dell'Orto o sor Isa Sola, y son luz para ayudarnos a ver el martirio de tantos hermanos y hermanas haitianos que continúan en la indiferencia”. En el clima de violencia, sin embargo, los mártires inspiran “la valentía de la fe en el Señor de la Vida, que nos invita a no tener miedo, a esperar y a dar esperanza, y a convertirnos en granos de trigo que caen a la tierra, dando en Él frutos de Vida para todos".
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