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Alessandro Guarasci - Puerto Triunfo

Las congregaciones religiosas constituyen una verdadera red de solidaridad en Paraguay. Esto concierne tanto a las zonas más urbanizadas, como Encarnación, como a las más agrícolas, como Puerto Triunfo. Cerca de los pobres, comprometidas en actividades extraescolares con los niños de las clases menos acomodadas, en defensa del Hogar Común.

Las Hermanas Canosianas comprometidas en la asistencia sanitaria

Encarnación es la tercera ciudad más grande del país, punto de llegada de quienes tienen que ir a Argentina, tal vez para recibir tratamiento porque aquí la sanidad pública no atiende a todo el mundo y aún menos es de calidad. Pero aquí las Hermanas Canosianas prestan una ayuda importante, sobre todo, a los habitantes de la barriada cercana, donde al menos 700 familias viven en condiciones miserables.

El centro de salud de Encarnación, un punto de referencia

En Encarnación, el Grupo India, una organización que ayuda a proyectos en países en vías de desarrollo, llega al Centro de Salud Sagrada Familia a las 8.30 de la mañana. Ya hay varias personas esperando. Se trata sobre todo de mujeres con niños, que han traído a sus bebés para una revisión. Al fin y al cabo, entre los más pobres de Paraguay, la mortalidad infantil es bastante elevada. Aquí se puede morir a menudo incluso de una simple disentería. Y luego está el dentista, que viene una vez a la semana.

"A menudo el estado general de la gente es malo, y esto también afecta a la boca. Aquí hacemos sobre todo cirugía", explica David, dentista. Otras especialidades que se ofrecen: fisioterapia y un psicólogo. De todos modos, dice la Hermana Gabriela, en los casos más graves hay que ir al hospital, aunque muchos deciden tratarse en Argentina para obtener un mejor servicio. El objetivo, sin embargo, es también dar un futuro laboral a estas personas. De hecho, se ha creado una pequeña escuela de peluquería en el centro de salud, donde una mujer que creció en la barriada cercana trabaja ahora como profesora voluntaria.

El río Paraná en Puerto Triunfo

Puerto Triunfo ha cambiado con los grandes campos de soja

Cuando nos desplazamos unos 150 km, la situación parece cambiar. Al menos aparentemente. En Puerto Triunfo, en una zona rural donde se cultiva principalmente soja, los lugareños explican que hasta hace unos treinta años sólo había bosques en el terreno, llenos de animales salvajes. Luego llegaron las multinacionales y compraron grandes extensiones de tierra, por lo que las necesidades locales cambiaron. Sin embargo, basta salir de las calles principales de este tranquilo pueblo de la provincia de Paraguay para darse cuenta de que incluso aquí la pobreza muerde. Así lo demuestran los niños que caminan descalzos y la presencia de casas construidas sólo con ladrillos.

Incluso aquí el clima está cambiando los cultivos

La pobreza es a menudo consecuencia del cambio climático, explican las hermanas de Santa Juana Antida que tienen una casa en Puerto Triunfo. El hecho de que llueva menos y de que cuando llueve lo haga con violencia ha cambiado radicalmente la economía de la zona, lo que ha provocado la emigración de muchos jóvenes a Argentina, que no encuentran aquí ninguna oportunidad de desarrollo. Las propias monjas han tenido dificultades para instalar un pozo artesiano porque el nivel freático ha bajado. Los grandes campos de soja, en manos de empresas brasileñas, utilizan herbicidas y pesticidas para renovar las cosechas, pero estos productos químicos corren el riesgo de contaminar los cultivos de los campesinos. La ciudad de Puerto Triunfo también depende del pequeño puerto sobre el majestuoso río Paraná para hacer transbordos hacia y desde Argentina. Pero cuando llegó la pandemia, el puerto estuvo cerrado durante dos años, lo que sumió a mucha gente aún más en la miseria.