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Delphine Allaire - Ciudad del Vaticano

Del sábado 6 al lunes 8 de abril de 2024, la Iglesia en Marsella propone un encuentro temático sobre las migraciones que será celebrado en pequeños grupos y pretende reforzar la colaboración mediterránea en materia de asistencia espiritual y humana a los emigrantes. La idea es que los servicios pastorales locales trabajen juntos para desarrollar perspectivas comunes de esperanza "en el marco de una red por construir". El evento es organizado por el departamento de pastoral de emigrantes de la diócesis de Marsella y su departamento de relaciones mediterráneas.

Varios talleres y mesas redondas brindarán la oportunidad de volver la mirada a situaciones reales, profundizar en las cuestiones de la acogida y la integración, así como en los derechos y la dignidad de la persona humana en la experiencia migratoria. Participantes del Patriarcado Latino de Jerusalén y de Lampedusa, de la diócesis de Rabat en Marruecos, de España y Túnez, así como de Albania y Grecia, compartirán sus experiencias con personalidades de diócesis francesas ribereñas del Mediterráneo, como Niza y Montpellier, y de la diócesis de Gap-Embrun, implicada en la ruta migratoria alpina.

"El compromiso de las instituciones por sí solo no basta. Necesitamos un salto de conciencia para decir 'no' a la ilegalidad y 'sí' a la solidaridad, que no es una gota de agua en el mar, sino el elemento esencial para purificar sus aguas", reafirmó el Papa desde el puerto de Marsella el 23 de septiembre.

Este encuentro mediterráneo sobre migración forma parte del proceso iniciado en Bari en febrero de 2020 y continuado en Marsella en septiembre de 2023. Otra reunión temática, esta vez dedicada a los jóvenes, se celebrará el próximo otoño en Tirana (Albania).

El número de migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo hacia Europa aumentó significativamente en 2023: 274.404 migrantes entraron en la UE de forma irregular, según la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los diez años transcurridos desde 2014, más de 28.000 migrantes han perdido la vida entre las olas del Mediterráneo. La ruta migratoria del Mediterráneo Central, que une Libia con Sicilia, es la más peligrosa del mundo.