Cardenal Cobo: Como bautizados estamos llamados a ir a los desiertos del mundo
Pope
“Hoy se nos abren providenciales oportunidades para la misión evangelizadora. Se abren nuevos brotes que nos piden creer en el evangelio. Creer significa aprender a ver y confesar testimonialmente a Dios en esta realidad”, esta fue la exhortación del cardenal José Cobo Cano, Arzobispo de Madrid, España, en su homilía en la Santa Misa de clausura del Encuentro de Laicos sobre el Primer Anuncio, que se realizó bajo el lema “Pueblo de Dios unido en la misión”, organizado por la Comisión Episcopal para los Laicos, la Familia y la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Jesús vence y nos da fuerza para ir adelante
Al dirigirse a los más de 700 participantes, que se reunieron del 16 al 18 de febrero en la sede de la Fundación Pablo VI de Madrid, el cardenal Cobo Cano destacó que, la escucha de la Palabra de Dios es condición indispensable para cualquier discernimiento en el Espíritu. Y cuando lo hacemos “vemos que es este Espíritu Santo quien sigue empujando y, como hace con Jesús, sigue combatiendo con todo lo que es enemigo del ser humano. Porque el demonio sigue presente, y se empeña en frenar la acción del Evangelio dividiendo, engañando y separando el corazón de la humanidad o de la misma la comunidad”. Pero “no tenemos miedo: Jesús vence y nos da fuerza para entrar en la armonía que Dios ofrece. No caben ambigüedades. Hoy caminamos con la confianza que, con Él, que ha vencido y recompuesto todo, podremos vencer cualquier tentación”.
El desierto “es la puerta del primer anuncio”
Por eso, el Arzobispo de Madrid invitó a ir con Jesús al desierto de forma nueva, como “se ha querido hacer este fin de semana”, para «ser expertos en señalar donde quedan los desiertos de nuestro mundo y para conocer de primera mano la sed de la humanidad concreta en la que vivimos”. El desierto “es la puerta del primer anuncio”. Asimismo, el cardenal Cobo dijo que, “se trata de aprender a ir a cada persona en su hondura, en su sed. Ir a escuchar los latidos más profundos del otro, su necesidad más dolorida. Ir para preocuparnos por ella y sentir que necesita a Cristo que es el único que da sentido a la vida. No es ir a nuestras estructuras ni llenar nuestras iglesias, sino que la dirección primera es el otro, su sed, su necesidad”.
Tres tentaciones del Primer Anuncio
En este sentido, el cardenal Cobo Cano destacó tres tentaciones especialmente presentes. La primera, la confrontación “tanto interna como externa”, que el espíritu “nos empuja a afrontarla con la frescura del dialogo”, ese “arte de aprender a ir a lo esencial: “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, y buscar puntos de contacto”. La segunda tentación es la del éxito inmediato, suplantando “el ritmo que pone el Espíritu Santo” y con “la impaciencia por recoger los frutos de la siembra del Evangelio”. La tercera tentación es el descarte. “Al ser enviados a la misión, ha explicado – el Espíritu nos señala samaritanamente a muchas personas rechazadas y escondidas por nuestra sociedad”. Sin embargo, ha lamentado, “a veces nos olvidamos de muchos de ellos en nuestras planificaciones, en nuestros diseños evangelizadores o misioneros, quizá porque son más lentos o complejos. No podemos hacer una evangelización de primera y otra de segunda”.
Gesto de envío: “tú eres la sal de la tierra”
Antes de la bendición final, el director del secretariado de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, Luis Manuel Romero, fue el encargado de hacer el “gesto sencillo de envío”.
Cada uno de los participantes recibió una bolsita con sal que “no sólo será un recuerdo bonito de este Encuentro, sino principalmente una invitación, una llamada que Jesús nos hace a ti y a mí, de un modo personal: “tú eres la sal de la tierra”, explicó Luis Manuel Romero.
Además de este gesto, ha sido el momento para dar las gracias, porque “el agradecimiento es la memoria del corazón”. Por eso, “mi acción de gracias es desde el corazón, donde llevo grabado vuestros nombres y vuestros rostros, de todas y cada una de las personas que habéis hecho posible la celebración de este Encuentro, aunque no os mencione personalmente en este espacio”.
Luis Manuel Romero ha recordado que “este proceso no ha terminado, la página en blanco que comenzamos a escribir en febrero de 2020 aún le falta mucho espacio, hay mucha tinta que gastar”. Por eso, “os pido seguir contando con vuestra colaboración y servicio para que nuestro laicado continúe creciendo en Primer Anuncio, Acompañamiento, Formación y Presencia en la Vida Pública, desde las claves de la sinodalidad y el discernimiento”
Antes de finalizar este gesto de envío ha invitado a los participantes en este Encuentro a compartir “lo escuchado, compartido y experimentado estos días” para que “cale en el corazón de otras personas”. Y ha animado “a que ese fuego de Cristo que hay en nuestro corazón prenda nuestras realidades eclesiales y nuestros ambientes… que salgamos de aquí con esa urgencia paulina: ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”.
El Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio
Este Encuentro forma parte de un proyecto global que ha puesto en marcha la para dar continuidad al (febrero 2020) y recoger, a la vez, las aportaciones del .
En el Congreso se propusieron cuatro líneas de acción: primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública. A cada tema se le dedicarán de manera consecutiva dos años de trabajo en las diócesis que concluirán con un Encuentro final. Del 16 al 18 de febrero ha culminado el proceso del primer tema, centrado en el Primer anuncio.
«Id por todo el mundo y predicad el evangelio»
Tanto en el Congreso de Laicos como en el proceso sinodal se pone el foco en la importancia del Primer anuncio que tiene su premisa en la exhortación apostólica del papa Francisco (120): “… La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” .
Sobre cómo llevar a cabo hoy, especialmente los laicos, el mandato de Jesús: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio» se ha trabajado en las diócesis, en grupos de vida consagrada y en las distintas asociaciones y movimientos durante el curso 2022-2023. Con sus aportaciones, se elaboró un documento-síntesis que ha servido como base para el segundo año.
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