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Delphine Allaire - Ciudad del Vaticano

Rezar cada día por la paz en el Mediterráneo, en comunión con los santuarios de sus orillas. El viernes 8 de septiembre, la diócesis de Marsella lanzó una devoción de nueve días en honor de la Natividad de la Virgen María, fiesta compartida por las Iglesias de Oriente y Occidente. Nueve días antes del inicio de los , el cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, celebró una misa en la catedral de Sainte-Marie-Majeure de Marsella, en presencia del alcalde de la ciudad.

"Pongámonos al servicio de todos, para que en las grietas que hoy dividen el Mediterráneo, y que afectan a tantas personas, pobres, desfavorecidas o migrantes, podamos ayudar a hacer florecer la sonrisa de la fraternidad ante la frialdad del mundo", exhortó en su homilía del viernes. Esta novena de preparación concluirá con una procesión de antorchas y una oración mariana en Notre-Dame de la Garde el sábado 16 de septiembre, abriendo la semana de los Encuentros Mediterráneos.

Nazaret, Harissa, Malta y Lampedusa en comunión 

"Esta novena es una petición al Espíritu Santo para que estos Encuentros puedan realmente dar todo su fruto espiritual. A menudo pensamos en la preparación material, olvidando la preparación de las mentes y de los corazones, que hay que poner a disposición", comenta el padre Olivier Spinosa, rector de la basílica de Notre-Dame de la Garde.

En vísperas de este encuentro de 70 obispos y 70 jóvenes de las cinco orillas del Mediterráneo, que clausurará el Papa Francisco el 23 de septiembre en el Palais du Pharo, la Iglesia en Marsella afirma la primacía espiritual del acontecimiento, poniendo de relieve la devoción mariana practicada en los cuatro puntos cardinales de la cuenca mediterránea. Cada día, un santuario estará asociado a la oración, desde la Basílica de la Anunciación en Nazaret a Nuestra Señora del Líbano en Harissa, Nuestra Señora de África en Argel, Nuestra Señora de Porto Salvo en Lampedusa, así como Nuestra Señora del Buen Consejo en Albania y el santuario de Ta'Pinu de Gharb en Malta, que el Pontífice visitó en abril de 2022.

Los santuarios, una presencia discreta

El desafío espiritual actual es contribuir "a esta civilización del amor, que debe expresarse de manera particular en el Mediterráneo", observa el rector marsellés, subrayando la particularidad de los santuarios marianos a lo largo de este mar. Son signo de cierta "convivencia, hospitalidad y comprensión mutua".

"Los santuarios del Mediterráneo son lugares donde personas de distintas religiones se encomiendan a menudo a la Virgen María para recargar las pilas y hacer un alto en sus vidas", explica. Del 16 de septiembre a enero de 2024, el museo de Notre-Dame de la Garde acogerá una exposición sobre este tema, titulada "Ave María - Peregrinación en el Mediterráneo".

Los santuarios marianos reflejan "la disponibilidad del corazón, a la escucha de la voluntad de Dios", a través de esta discreta presencia mariana en los acontecimientos de la vida de Cristo, añade el padre Spinosa, para quien los santuarios tienen precisamente "este papel de presencia discreta, de escucha y de oración". Y con razón: "La paz llegará al Mediterráneo si confiamos en la acción de Dios", asegura.

Una fuerte identidad local abierta al exterior

Abierta a la angustia de todos, con vistas al mar, Notre Dame "custodia" Marsella. El santuario, construido sobre una colina a 160 metros sobre el nivel del mar, tiene la particularidad de ser a la vez un lugar muy local, que acoge la devoción de los marselleses a la que les gusta llamar la "Buena Madre", desde la época de los Oblatos de María Inmaculada, y un lugar universal. Este último aspecto es tangible desde el siglo XVIII, cuando los misioneros partieron de este lugar.

El padre Spinosa, que acogerá al Santo Padre en Notre-Dame de la Garde el 22 de septiembre para una oración mariana por los marinos y emigrantes muertos en el mar -otro de los apostolados del santuario-, está convencido de que la Virgen María "custodiará" estos encuentros mediterráneos.

"Necesitamos ser protegidos de todo lo que nos deshumaniza, de todo lo que nos impide amar a Dios y a nuestros hermanos. Protección no significa que no nos pase nada, sino que, en medio de las crisis, seamos custodiados, protegidos y confirmados en la fe. Con extrema congruencia", sonríe el sacerdote marsellés, "esto es precisamente lo que viene a hacer el sucesor de Pedro. Para confirmarnos en nuestra fe y en nuestro deseo de estar atentos a todo ser humano".

Lea la oración de la novena .

Para más información sobre la basílica, .