Desde Berlín el llamamiento de los líderes religiosos: que caigan los muros que dividen a los pueblos
Francesca Sabatinelli - Berlín
Ningún muro es para siempre, y al igual que lo demostró la "revolución pacífica" de Berlín en 1989, ojalá caigan pronto "los muros, visibles e invisibles, que dividen a los pueblos en Europa, Asia, África, en las Américas, en medio del mar Mediterráneo para los emigrantes que huyen de las guerras". Los líderes religiosos reunidos en la capital alemana con el espíritu de Asís en el encuentro "La audacia de la paz", lanzan su llamamiento desde el escenario. El año que viene, en septiembre de 2024, volverán a reunirse en París para una nueva edición del encuentro, tal y como se ha anunciado hoy al término de la ceremonia celebrada detrás de la imponente Puerta de Brandeburgo, símbolo primero del Berlín dividido y luego del Berlín reunificado.
Iniciar el diálogo
En su llamamiento, los líderes religiosos recuerdan la presencia del Papa Francisco en el Coliseo, durante el encuentro del año pasado, y retoman sus palabras para decir que los que sufren "tienen el sacrosanto derecho de pedir la paz en nombre del sufrimiento que han padecido, y merecen ser escuchados". El silencio de la plaza envuelve sus palabras, y el doloroso recuerdo que guarda la ciudad inspira el llamamiento a la "audacia de la paz", al valor de "empezar a hablar unos con otros mientras todavía hay guerra", de iniciar el diálogo incluso "mientras hablan las armas".
"Mendigos de paz"
Las religiones sienten el peso de su responsabilidad hasta tal punto que se convierten en "mendigos de la paz". La audacia supera a la prudencia, dicen, porque la paz no implica rendirse ante la injusticia, sino alejar el peligro de un "conflicto que corre el riesgo de repetirse sin fin y que ya nadie parece poder controlar". "¡Ninguna guerra es para siempre!", es la convicción común.
Un mundo de hermanos
La guerra, además de ser la derrota de la humanidad, "corre el riesgo de hacerse eterna, ampliando sus consecuencias, afectando a poblaciones lejanas", porque la guerra, como las pandemias y el cambio climático, los desplazamientos de población y las desigualdades, "tienen consecuencias para todos", y nadie es inmune. Al firmar el llamamiento por la paz, apoyadas por el recogimiento común de la plaza y la luz de las velas que iluminan sus pasos en el escenario, las religiones se comprometen a construir un "mundo de pueblos, hermanos e iguales", porque si no es así, es la advertencia, si no se puede acabar con las guerras, serán ellas las que pongan "fin a la humanidad", así que recomencemos de inmediato con el desarme, y paremos "el ruido de las armas": "Empecemos de nuevo juntos con el diálogo, que es la medicina más eficaz para la reconciliación de los pueblos, concluyen, ¡porque la paz siempre es posible!".
Impagliazzo: hablar el idioma de la paz
Hoy en Berlín hablamos el mismo idioma, el de la paz". Es la voz en el escenario de Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, que resume a Pope el significado del encuentro de tres días, a partir del importante anuncio de que el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y arzobispo de Bolonia, estará en Pekín desde mañana hasta el viernes 15 como parte de la misión de paz por Ucrania deseada por el Papa Francisco. "Hemos acogido con gran sorpresa la noticia de que el cardenal Zuppi partirá precisamente de Berlín después de rezar por la paz", afirma Impagliazzo. "Esta me parece la premisa fundamental para animar una misión muy delicada y de gran importancia que concluye una primera fase exploratoria digamos de la misión cardenalicia deseada por el Papa Francisco. Así que desde Berlín le deseamos mucho éxito, pero sobre todo le deseamos mucho éxito a la misión humanitaria y el hecho de que esperamos que tarde o temprano se abran realmente las vías para empezar a discutir al menos un alto el fuego".
Se necesita audacia para la paz
En el centro no sólo está el conflicto de Ucrania, que ha estado en el centro de la reunión desde la sesión inaugural, sino también todos los demás conflictos que a menudo pasan desapercibidos pero que se han debatido aquí en Berlín en los últimos días. "No menos de 58 conflictos de los que hemos hablado y una mirada al mundo entero que nos permite darnos cuenta de lo necesario que es hoy realmente ser audaces por la paz", comentó el presidente de Sant'Egidio, "ya no basta con constatar que estos conflictos existen, hay que actuar realmente porque hay pueblos que sufren mucho". Y ese grito lo escuchamos el año pasado en el encuentro con el Papa Francisco. Hoy se ha hecho una elección de audacia".
Ha caído otro muro
"Nos damos cuenta de que ha caído otro muro en estos 37 años de diálogo entre religiones", dice de nuevo Marco Impagliazzo. "Las religiones han dado pasos gigantescos, es decir, ya no desconfían unas de otras ni tienen un sentimiento de superioridad hacia las demás, sino que han comprendido que sólo juntas, incluso en su diversidad, pueden trabajar, ayudar incluso a la política, a la diplomacia a construir las premisas para la paz, donde falta audacia, precisamente esta audacia para levantar la mirada y trabajar juntos cada día por la paz".
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