Obispos de Guatemala ante la situación electoral actual
Maria Camprodon – Pope
Este domingo 2 de julio la Corte de Constitucionalidad de Guatemala publicó un comunicado donde expresaba que, de manera provisional, el Tribunal Supremo Electoral debe “suspender la calificación y oficialización de resultados a efecto de que, para la fecha prevista para la segunda vuelta para elección presidencial, todo haya quedado debidamente depurado”.
La soberanía es del pueblo
La Conferencia Episcopal de Guatemala hizo público un mensaje, ayer 3 de julio, donde remarcaba que “la soberanía corresponde al pueblo de Guatemala y no a los tribunales”. Como explican en su comunicado, la participación de la ciudadanía en las elecciones se realizó “dentro de las normas de respeto y emisión libre del voto”. Frente a la anulación provisoria y la ampliación para realizar impugnaciones – que ha establecido la Corte de Constitucionalidad – los obispos guatemaltecos piden a las instituciones que las atiendan lo antes posible, asegurando y contribuyendo “a la transparencia y al fortalecimiento del proceso electoral” para “que no haya dudas entre la ciudadanía sobre su honorabilidad y apego a la ley”.
Cumplir con la voluntad de la ciudadanía
Por su parte, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (UE) – un equipo formado por expertos electorales, ubicados en Guatemala, comisionado por la UE – hace un llamamiento a los cargos políticos y judiciales de Guatemala “para que respeten la separación de poderes y el Estado de derecho como único modo para que las inconformidades que puedan surgir sobre el proceso electoral se resuelvan con apego a la ley, en el foro establecido para ello, y cumpliendo con la voluntad popular depositada en las urnas”. Es decir: respetar el voto de los ciudadanos en las elecciones del pasado 25 de junio, que señalaron “claramente” los candidatos para la segunda vuelta el 20 de agosto, ha expresado el grupo europeo.
Obispos confían en Guatemala
El episcopado de Guatemala ha finalizado su comunicado reiterando su confianza en el país, invitando a los demás ciudadanos y políticos a mantenerse “firmes en la oración y en la solidaridad común”.
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