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Paolo Affatato

Han dado testimonio de su fe en medio de la violencia y la persecución, algunos hasta dar la vida, otros soportando humillaciones y torturas con mansedumbre evangélica, y perdonando después a sus verdugos: ésta es la experiencia de los cristianos del Estado de Odisha (la antigua Orissa), en el Este de la India, donde en el 2008 se escenificó lo que las organizaciones de derechos humanos han calificado con razón de la campaña de "limpieza étnica" más violenta, generalizada y organizada contra los creyentes en Cristo en la historia de la India.

Comisión vaticana para los nuevos mártires

Hoy, las comunidades locales del distrito de Kandhamal, escenario de aquella feroz violencia, que se desarrolló en medio de la indiferencia del aparato administrativo y de la policía, han acogido con alegría la noticia de la creación de una Comisión vaticana para los nuevos mártires y testigos de la fe, con vista al Jubileo del 2025.

Ejemplo de fe inquebrantable

Los que fueron torturados y asesinados, incluso quemados vivos en sus casas, esencialmente por odio religioso, son "un ejemplo de fe inquebrantable, que los acompañó todo el camino hasta los brazos del Padre celestial", señaló John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, la archidiócesis en cuyo territorio se produjeron las masacres.

Por su parte, el sacerdote Ajay Kumar Singh, coordinador del Foro Nacional de Solidaridad, un consorcio de más de 70 organizaciones y grupos de la sociedad civil creado a raíz de la violencia, calificó la iniciativa del Papa Francisco de "paso en la buena dirección".

Es uno de los siete miembros de un comité que elaboró un informe detallado sobre todo el asunto titulado Kandhamal massacred in anti-Christian violence in 2008 y lo envió a la Santa Sede, calificando al menos a treinta y seis personas de "mártires católicos".

La institución de la Comisión fue acogida con satisfacción por los supervivientes: "Recordando la sangre derramada de aquellos inocentes, estoy agradecida al Pontífice", dijo Asalota Nayak, viuda de Bikram Nayak, uno de los treinta y seis nombres del expediente.

Aquella violencia injustificada mató a más de cien fieles, obligó a desplazarse al menos a treinta y cuatro mil personas, demolió más de trescientas sesenta iglesias, destruyó seis mil casas e interrumpió la escolarización de más de doce mil niños.

Día del Recuerdo

La Iglesia local, para hacer fructificar el testimonio de quienes se negaron a abandonar a Cristo a costa de sus vidas, celebra cada año, el 25 de agosto, un "Día del Recuerdo" especial, dedicado a las víctimas de las masacres sufridas por los cristianos en Orissa.

Las conmemoraciones incluyen reuniones de oración, liturgias y seminarios web para recordar la feroz campaña de persecución. El Foro Nacional de Solidaridad denunció que "el gobierno ha fracasado por completo a la hora de actuar para prevenir crímenes horribles, presentando las masacres como una disputa intertribal, en lugar de reconocer la gravedad de las agresiones".

"La gente fue asesinada, maltratada, linchada, acosada, violada y quemada. Los supervivientes, como los dalits, adivasis, pescadores, mujeres, siguen luchando por sus derechos", señaló Sasi K. P., cineasta y director de documentales. Por su parte, el periodista Anto Akkara, tras realizar una investigación, publicó en el 2016 el libro "¿Quién mató a Swami Laxmanananda?".

El detonante de la violencia 鈥� explica 鈥� fue en realidad el asesinato del líder religioso hindú Lakshmananda a manos de grupos maoístas. La propaganda de odio de los extremistas hindúes culpó del asesinato a los cristianos, instigando la matanza.

La Iglesia católica de Orissa siempre ha estado al lado de las familias de las víctimas con iniciativas y solidaridad humanas, espirituales y materiales, prestándoles asistencia jurídica y psicológica.