Ulloa: Por una sociedad en que los derechos humanos sean su fundamento ético
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El pasado 20 de junio se llevó a cabo en Washington, en el marco de la 53 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, OEA, un panel de Cooperación Interreligiosa para la Promoción de la Dignidad Humana en las Américas. Entre los participantes, asistió como vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam, Mons. Mons. José Domingo Ulloa Mendieta.
Cooperación Interreligiosa y los Derechos Humanos
El valor y la dignidad del ser humano, es un punto en el que todos los creyentes coinciden. “La cooperación interreligiosa y los derechos humanos son dos ámbitos que se entrelazan y complementan en la búsqueda de la promoción y protección de la dignidad y los derechos fundamentales de todas las personas, independientemente de su afiliación religiosa”, afirmó.
“Tengo la esperanza, la fe, la firmeza y la convicción de que la cooperación e intercambio interreligioso no sólo es una necesidad, sino una fuerza del Espíritu que va más allá de nuestras buenas intenciones, de nuestra prudencia, de nuestros temores y prejuicios, de nuestras convicciones teológicas y de nuestros parámetros eclesiales”.
Trabajar juntas todas las confesiones por los DDHH
Trabajar juntos en beneficio de la sociedad, a través de la cooperación interreligiosa es crucial afirmó porque “contribuye a la promoción de la tolerancia religiosa y a la superación de toda discriminación. Al trabajar juntos, las comunidades podemos con mayor fuerza abogar por la protección de la libertad de religión o creencias, así como por el respeto y la igualdad de trato hacia todas las personas, sin importar su afiliación religiosa”.
Por medio de la cooperación interreligiosa se alcanza una influencia significativa en la educación y la sensibilización sobre los derechos humanos. Usando las plataformas se promueve una cultura de respeto a los derechos humanos. Se incorpora la enseñanza de los derechos humanos en las escuelas religiosas, en la realización de eventos y talleres sobre derechos humanos en espacios religiosos, y la difusión de mensajes de tolerancia y no discriminación desde los púlpitos y las redes de comunicación religiosas y sociales.
Trabajar juntos para abordar problemas como la pobreza
Por último, Mons Ulloa dijo que la cooperación interreligiosa nos permite la defensa conjunta de los derechos humanos en situaciones de injusticia y violaciones de derechos.
“Pues a través de la colaboración conjunta se puede ejercer presión política y social para abordar problemas como la pobreza, la discriminación, la violencia y la exclusión social. Sin excluir la participación en movimientos sociales y campañas de derechos humanos, la denuncia de violaciones de derechos y la promoción de leyes y políticas que protejan los derechos de todos por igual”.
Afirmó además que la cooperación interreligiosa ante los derechos humanos permite estar en actitud de escucha y de un diálogo constructivo en la colaboración y práctica en temas relacionados con los derechos humanos, reconociendo el “papel importante que juegan las religiones en la promoción de los derechos humanos y su papel activo en la construcción de sociedades más justas e inclusivas”.
En las últimas décadas, el prelado afirmó que hemos sido testigos de un creciente reconocimiento de ciertos temas en la agenda pública y mediática como la cooperación entre las diferentes tradiciones religiosas, la promoción de los derechos humanos y la construcción de una sociedad más justa e inclusiva", pero al mismo tiempo, señaló, hemos sido testigos del profundo desconocimiento y menosprecio de los derechos humanos en diferentes partes del mundo.
Actos donde la barbarie ha sido protagonista de masacres en poblaciones civiles inocentes, graves violaciones a los derechos fundamentales como el derecho a la vida, la integridad física y psíquica que en muchas partes del mundo se han vuelto realidades cotidianas.
Sanar heridas
Situaciones que dejan graves secuelas desde el punto de vista físico, psicológico y cultural que el prelado califica como “heridas de guerra”. Por ello, urge buscar formas de intervención masivas "tendientes a revertir la situación transformando una cultura social del miedo, la desconfianza y el deseo de venganza a una cultura democrática y de paz, que es la base para la reconstrucción y el desarrollo de los países”.
Al respecto, la cooperación interreligiosa ante los derechos humanos debe enfocarse en la búsqueda de diferentes comunidades religiosas y tradiciones espirituales que promuevan y protejan los derechos fundamentales basados en el reconocimiento de la dignidad inherente a cada individuo y la creencia compartida en la importancia de respetar y promover los derechos humanos universales.
En este sentido, el prelado resalta que la cooperación interreligiosa ante los derechos humanos disponga de una actitud de escucha y diálogo constructivo en la colaboración y la práctica de temas relacionados con los derechos. Enfoque que pondera el papel de las religiones en su promoción y su rol en la construcción de sociedades justas e inclusivas.
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