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Alessandro Di Bussolo 鈥� Pope

El Premio Internacional Pablo VI, concedido por el Instituto 鈥� que lleva el nombre del Papa Giovanni Battista Montini 鈥� a personalidades que "con sus estudios y sus obras han contribuido al crecimiento del sentido de la religión en el mundo", se otorgará este año al presidente de Italia, Sergio Mattarella, y será entregado por el Papa Francisco el 29 de mayo en la Ciudad del Vaticano.

El nombre del galardonado fue anunciado el pasado 19 de abril en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el presidente del Instituto Pablo VI de Concesio, Brescia, el padre Angelo Maffeis, quien agradeció al Santo Padre, al igual que a sus predecesores inmediatos en las seis ediciones anteriores, por haber aceptado conferir el premio personalmente.

El Premio se entregará en la Sala Clementina del Palacio Apostólico en la conmemoración litúrgica del santo, dijo el presidente, "lo que testimonia la veneración del Papa Francisco por Pablo VI, la estima por el presidente Sergio Mattarella" y también el aprecio por el trabajo "que el Instituto realiza desde hace 44 años para mantener viva la memoria del Papa de Brescia y estudiar su magisterio y su obra".

La séptima edición del Premio, lanzado en 1984

Concedido por primera vez en 1984 a Hans Urs von Balthasar por sus estudios teológicos, el premio, recordó el Padre Maffeis, "pretende reconocer la fecundidad cultural del mensaje cristiano, capaz de promover un auténtico humanismo".

Y la concesión al Presidente Mattarella, tras 14 años de suspensión 鈥� el último premio fue en 2009 a la serie "Sources Chrétiennes" para la educación 鈥� de la edición dedicada a "Pablo VI e Italia: el legado histórico y la actualidad", pretende subrayar "cómo la acción política y el servicio al bien común en el ejercicio de las diversas funciones institucionales, son uno de los ámbitos significativos en los que esto puede suceder".

La participación de Montini

El presidente del Instituto de Brescia, promovido por la Obra local para la Educación Cristiana, prosiguió señalando que el de Pablo VI "fue sin duda un ministerio eclesial, al que no sería correcto atribuir un valor político inmediato". Pero también es cierto que Giovanni Battista Montini "atravesó el siglo XX con gran participación en los acontecimientos italianos e internacionales". Como asistente eclesiástico de la FUCI, "en un contexto dominado por el régimen fascista, contribuyó a la formación de la libertad de los jóvenes estudiantes que conoció en los campus universitarios diseminados por toda Italia".

Y después, como sustituto de la Secretaría de Estado tras la guerra, "acompañó el crecimiento de la joven democracia italiana". Como arzobispo de Milán, "estuvo a la altura de las profundas transformaciones que se estaban produciendo en el ámbito cultural y social". Y finalmente, como Papa, "continuó siguiendo los acontecimientos italianos, con absoluto respeto por la autonomía de la esfera civil y, al mismo tiempo, con una estrecha participación personal, tanto en el clima conciliar como en los dramáticos años ensangrentados por el terrorismo".

Sus enseñanzas, inspiración para los políticos cristianos

En la carta a su padre Giorgio, que en 1924 no sabía si se presentaría a las elecciones políticas, el joven Montini, como recordaba el padre Maffeis, "lo animaba a aceptar la candidatura y a asumir la responsabilidad a la que está ligada", escribiendo que valoraba positivamente "el esfuerzo, como el suyo, de quienes buscan razones superiores de coherencia y de moralidad política para permanecer en el campo de la competición, en lugar de retirarse a criticar y a soñar".

Porque "uno de los peligros más graves para un país es que los honestos, o los probables, los competentes abandonen sus cadenas políticas; por lo tanto, es un acto de virtud civil permanecer incluso cuando uno debe ser superado y derrotado."

Andrea Riccardi, profesor emérito de Historia Contemporánea y miembro del comité científico del Instituto Pablo VI, hablando de las motivaciones del premio, subrayó que "el presidente Mattarella ha expresado en sus dos mandatos un sentido del bien común que supera la dimensión partidista, agregando el legado de los padres de la democracia y proyectándolo en un tiempo global".

Y que el jefe de Estado, "poco acostumbrado a aceptar muchos reconocimientos y premios", aceptó esta propuesta "por respeto y veneración a la figura de Pablo VI", por su amistad con el Papa Francisco, y también por "su interés en la labor del Instituto Pablo VI de Concesio, que visitó junto con la casa natal de Montini".