Jóvenes en el camino cuaresmal: "La vía es una: Jesús"
Mireia Bonilla y Sebastián Sansón Ferrari – Pope
“La Cuaresma es un camino muy interesante” para Teresa Gutiérrez, integrante de la Acción Católica de la Archidiócesis de Madrid. En un video enviado en exclusividad a los medios vaticanos, comenta que, para ella, el Tabor es “encontrarme conmigo misma, conocerme, con todo lo bueno y con lo malo y, a raíz de ese encuentro, me encuentro con Jesús”.
El encuentro con Cristo le permite dejarse transformar por lo que le rodea. La joven española valora que la Iglesia ofrece múltiples oportunidades para aprender a trabajar en grupo, acercándose a los que son distintos para conocerlos y sacar lo mejor de toda persona.
Ve este camino como un proceso de adentro hacia afuera, que requiere del desprendimiento de lo que no le sirve, de lo que le pesa para poder subir al monte, recurriendo a la analogía que emplea el Papa Francisco . Si se quita todo lo que representa una carga, Teresa subraya que los demás pasos se dan con mayor facilidad.
Por último, Teresa resalta la necesidad de vivir esta experiencia en comunidad, “un grupo de iguales para vivir y crecer en la fe”, dice. Y, si bien somos todos diferentes, como acota, “el camino es uno: Jesús”, precisa.
“Bajemos a la llanura”
El Santo Padre invita, en su mensaje, a “no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones”.
“La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades”.
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