Sudán del Sur: “Esperamos que el Papa deshaga el nudo”
Pope
“De mi parroquia tenemos mucha ilusión de ir a ver al Papa, pero hay conflicto alrededor y la gente tiene temor de moverse”, explica el misionero comboniano Roy Zuñiga, párroco en Tali, a 6 horas de Yuba.
Según explica a través de las , el ejército ha reforzado la seguridad de los caminos, y por eso esperan poder asistir a la Misa del domingo 5 de febrero.
Así lo afirma este misionero peruano quien explica que desde el 2018 viven con un poco más de tranquilidad, dentro de los conflictos puntuales, aunque aclara que la guerra nunca se ha marchado.
Su deseo es que tras la visita del Papa se convoquen elecciones. Pero siempre con temor a que esto desencadene más violencia.
Vientos nuevos
Misionero a pesar de la guerra
El Padre Roy Zúñiga llegó a Sudán del Sur antes de la independencia en un primer período (1998-2005) y regresó en el 2018. Su parroquia cuenta con ochenta capillas y cinco centros pastorales. “Vamos visitándolas poco a poco, pero no doy abasto durante al año. Intento visitar a los más alejados”.
Experiencias terribles
En su primera etapa vivió la guerra civil con el norte. “Andábamos aterrados, a mí no me tocó personalmente, pero otros compañeros misioneros vivieron bombardeos, y tenían que hacer trincheras para ocultarse”. Según explica: “Don experiencias terribles, sobre todo por el terror que causan, la gente huye con lo que tiene para salvar la vida, con los niños, los ancianos…”. Y no habla de oídas, él mismo acompañó a un grupo de desplazados en Nabia, donde los misioneros pudieron hacer mucho bien, con la ayuda de las organizaciones humanitarias. “Al final tuvimos la felicidad de verlos regresar después de tres años a su lugar natal”.
Una Iglesia centenaria
Aunque los primeros misioneros llegaron en el siglo VI, no fue hasta el siglo XIX cuando San Daniel Comboni impulsó la evangelización en la zona. Por ello, la Iglesia está presente allí mucho antes de la independencia en 2011. En la actualidad Sudán del Sur tiene siete diócesis, cada una de ellas de un tamaño medio superior a Castilla y León. Allí la Iglesia realiza una enorme labor pastoral (124 parroquias), educativa (235 escuelas) y caritativa (97 instituciones sociales: hospitales, leproserías, orfanatos…). Y ha sido una de las pocas instituciones que ha permanecido en la guerra.
Territorio de Misión
Estas diócesis son consideradas “Territorio de Misión”, porque no son autosuficientes ni humana ni materialmente. Por eso el Papa las cuida de una forma especial a través de la Segunda Sección del Dicasterio para la Evangelización – tradicionalmente conocido como Propaganda Fide –. Y reciben la ayuda del Papa para su sostenimiento a través de las Obras Misionales Pontificias, que canaliza las ayudas de todos los católicos del mundo, con jornadas como el Domund, la Infancia Misionera y las Vocaciones Nativas.
Cada una de las diócesis reciben cada año 41.000 $ para sus gastos del día; una ayuda para la formación de los catequistas nativos, que apoyan la evangelización; y para cada uno de los seminarios diocesanos. Además, de forma puntual se apoyan diversos proyectos que van equipando las diócesis (construcciones, medios de comunicación, instalaciones eléctricas, gasolina…). Y se sostiene la alimentación, educación y atención sanitaria de los niños a través de Infancia Misionera. En el 2020, las Obras Misionales Pontificias envió a Sudán del Sur 731.378 $.
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