Sínodo, Hollerich: En Praga opiniones diferentes, pero diálogo entre hermanos
Antonella Palermo - Praga
Tras cuatro días muy intensos pasados en Praga, junto a los 200 delegados reunidos para la Asamblea Sinodal Continental, expresa su satisfacción por lo que ha surgido -y cómo ha surgido- el cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (Comece).
Escuchar al Espíritu que actúa en el tiempo
"Estoy muy contento. Todos sabemos que Europa tiene dos tradiciones religiosas diferentes, la oriental y la occidental, pero hemos seguido siendo hermanos y hermanas. La diversidad de opiniones no perturba la profunda pertenencia a Cristo", declaró el purpurado a Pope después de que la asamblea aprobara el borrador del documento que resume el trabajo. "Podría haber tenido lugar una conversación mucho más feroz y esto no ocurrió", señala. Y sobre la propuesta de volver a Asambleas periódicas de este tipo con obispos y laicos, al menos cada diez años -propuesta que surgió en la discusión-, Hollerich se muestra agradecido porque "el Espíritu Santo trabaja a lo largo del tiempo y tenemos que escuchar su llamada y a veces es muy difícil porque tenemos los oídos llenos de otras cosas que no vienen del Espíritu, por ejemplo yo puedo ir a Misa sin estar realmente allí, porque es un ritual, un hábito, para mi ego, porque no quiero que me saquen de mi zona de confort". Y añade, como jesuita, que el verdadero discernimiento necesita una verdadera "indiferencia", aludiendo a esa indiferencia de memoria ignaciana.
Evitar el riesgo de caer en otro "clericalismo"
Sobre las peticiones expresadas por algunos delegados, especialmente de Europa central y septentrional -y expuestas por quienes se plantaron en nombre de las personas LGBT en particular ante la asamblea pidiendo con pancartas la "igualdad" en la Iglesia-, el cardenal dice: "La Iglesia está dispuesta a reflexionar y rezar por estas peticiones. El Papa nos ha dicho que seamos inclusivos, de eso no hay duda. Pero por el sacerdocio de las mujeres, de los sacerdotes casados, debemos rezar, reflexionar". Está claro", añade, "que las mujeres deben estar al mismo nivel que los hombres, está claro creo que para todos. Pero si decimos que no pueden ser iguales sin ser sacerdotes, quizá caigamos en un nuevo clericalismo. Tal vez sería bueno tener una Iglesia donde las mujeres tengan un papel, incluso como líderes sin ser sacerdotes, no lo sé. Hay que dejar actuar al Espíritu, una decisión tomada sólo bajo presión será siempre una mala decisión".
Renovar el lenguaje
El prelado opina que, si el proceso hacia una Iglesia sinodal se realiza plenamente, las iglesias también se llenarán más. "Porque si la Iglesia es como un club donde el sacerdote es el director, hace la liturgia como le gusta, no hay realmente una comunidad. Y el cristianismo se vive en comunidad. Incluso si las comunidades son pequeñas, pero con un lenguaje que la gente entienda, resultarán atractivas". Por último, Hollerich retoma el tema de la acogida, expresando el deseo de una Iglesia en la que sean bienvenidos los refugiados, los enfermos, los pobres. "Este es el significado de la inclusión. Surgió el tema de los pobres y me alegré por ello. Debemos volver en este sentido a una radicalidad de fe, pero con alegría".
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