Ha iniciado la Asamblea Continental del Sínodo en Bangkok
Anna Poce - Ciudad del Vaticano
"La indiferencia puede matar, por eso necesitamos solidaridad para generar esperanza y la Iglesia debe estar en el centro de la producción de esperanza. La Iglesia no debe ser fuente de desesperación o de tristeza. Debemos ser fuente de esperanza porque tenemos el Evangelio de la vida, el Evangelio de la esperanza y somos nosotros los que caminamos juntos en solidaridad por la senda de la sinodalidad". Estas fueron las palabras de Monseñor Tarcisio Isao Kikuchi, SVD, Arzobispo de Tokio y Secretario General de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC), en la ceremonia eucarística de apertura de la Asamblea Continental Asiática del Sínodo, que se celebra desde hoy en Bangkok hasta el 27 de febrero.
Asamblea Continental de las Iglesias de Asia
Durante los próximos días, los delegados de los 29 países que componen la FABC, reunidos en el Baan Phu Waan, el Centro de Formación Pastoral de la Archidiócesis de Bangkok, compartirán sus experiencias y se centrarán en diversas cuestiones y tensiones que asolan Asia -sinodalidad, toma de decisiones, vocaciones sacerdotales, jóvenes, pobres, conflictos religiosos y clericalismo- con la esperanza de poder caminar juntos en el futuro en el vasto y diverso continente asiático. Todo el trabajo de grupo y las intervenciones desembocarán en un documento final que se presentará a la Asamblea y representará la contribución de las Iglesias de Asia para la redacción del Instrumentum laboris del Sínodo.
El camino sinodal continúa
En su homilía, el arzobispo Kikuchi recordó cómo el camino sinodal ha continuado en todas y cada una de las comunidades locales asiáticas, a pesar de verse afectado por todo tipo de dificultades: entre ellas, la traducción de los documentos oficiales a tantas lenguas diferentes y la imposibilidad de reunir a la gente a causa de la pandemia. Sin embargo, a pesar de los problemas, dijo el prelado, "puesto que nos hemos dado cuenta, a través de nuestro camino juntos en este viaje sinodal, de que este Sínodo no es solo un acontecimiento pasajero que celebrar, sino, más bien, un cambio de actitud de todo el pueblo de Dios para hacer de la sinodalidad la naturaleza fundacional de la Iglesia, sabemos que este viaje continuará incluso después de las reuniones. Por lo tanto, como la situación de la pandemia está mejorando y las actividades de la sociedad se han reanudado, ahora tenemos una base sólida para continuar nuestro camino juntos".
Nadie es olvidado
Inauguró la Asamblea Continental de las Iglesias de Asia el cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, con un saludo introductorio. El cardenal llevó, en primer lugar, la bendición del Papa Francisco a los participantes e, inspirándose en las palabras del arzobispo de Tokio, subrayó cómo la Santa Sede no ha "olvidado" a la Iglesia en Asia y cree firmemente que puede aportar mucho a este proceso sinodal. Grech explicó cómo el propio proceso sinodal quiere "transmitir el mensaje de que nadie está olvidado; una Iglesia sinodal es necesaria para la evangelización, para poder transmitir la buena noticia de que el Señor no ha olvidado a la humanidad".
"Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha"
El cardenal, citando de nuevo al Papa Francisco, subrayó a continuación que "una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha" y que "la etapa continental constituye un ulterior momento de escucha al que la Iglesia está llamada: una escucha recíproca, en la que cada uno tiene algo que aprender"; y que precisamente a partir de esta etapa es necesario "estar más atentos a las voces 'dentro' de la Iglesia, en particular a aquellas voces que agitan y a menudo perturban el cuerpo eclesial".
Sinodalidad, colegialidad y primacía
El Secretario General del Sínodo concluyó expresando su deseo de "preservar el legado de una tradición que siempre ha mantenido la sinodalidad, la colegialidad y la primacía como elementos necesarios e inalienables del proceso sinodal, construido sobre las funciones respectivas del Pueblo de Dios, el Colegio de los Obispos y el Obispo de Roma". En esto, subrayó, pueden dar las Iglesias orientales católicas que, "junto con el ejercicio de la sinodalidad, típica del Oriente cristiano, unen la fidelidad a la Santa Sede".
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