Obispo de Lolo: “formamos a catequistas para guiar a la comunidad”
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Mons. Jean-Bertin Nadonye Ndongo, Obispo de Lolo, viaja hasta Roma después de una invitación del Dicasterio para la Nueva Evangelización tras interesarse por la escuela de formación para catequistas que tiene la diócesis congoleña. Conversando con la Agencia Fides, Monseñor Ndongo asegura que el Dicasterio para la Nueva Evangelización le invitó a presentar su proyecto para la formación de catequistas en el Tercer Congreso Internacional de Catequistas que se celebra en Roma.
El Centro de Formación Catequética, Pastoral y Ecológica 'Mobokoli'
La diócesis de Lolo, situada en la selva ecuatorial del noroeste de la República Democrática del Congo, cuenta con más del 93% de la población con pobreza absoluta. Hay unos 200.000 habitantes, repartidos en 293 pueblos, aislados incluso entre sí, en una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados. En este contexto, el obispo de Lolo asegura que “hay 317 catequistas al servicio de 10 parroquias”, y que cada parroquia puede comprender “una treintena de pueblos diseminados por un vasto territorio”, por ello, señala que “puede pasar incluso un año entre las visitas del párroco al mismo pueblo”.
En esta situación, “son los catequistas quienes guían a la comunidad de fieles, presidiendo la celebración dominical de la Palabra”, afirma Mons. Ndongo. “Cuando me convertí en obispo de la diócesis de Lolo, me di cuenta en mis reuniones pastorales de la necesidad de mejorar la formación de los catequistas, también en lo que se refiere a las relaciones con otras confesiones cristianas”, explica el obispo, y añade que es por ese motivo que decidieron “crear una escuela que ofreciera una sólida formación a sus catequistas”.
Actualmente, el Centro de Formación Catequética, Pastoral y Ecológica 'Mobokoli' cuenta con 10 casas para alojar a los estudiantes, la casa del director y una escuela dividida en tres aulas, dos para mujeres y una para hombres.
La importancia de la formación impartida a las mujeres
Mons. Ndongo, por último, habla de la importancia de la formación impartida tanto a los hombres como a las mujeres, “a menudo analfabetas”. Los hombres, reciben formación teológica y moral, pero también 'civil' (por ejemplo, sobre derechos humanos y cívicos) y sobre cómo impartir las enseñanzas cristianas a quienes solicitan ingresar en la Iglesia católica. Por su parte, las mujeres que están casadas con un catequista, se convierten junto a su marido en un “punto de referencia para los católicos dde su pueblo y también en agentes de desarrollo humano para todos los habitantes, especialmente las mujeres”, pues las esposas de los catequistas reciben tanto la formación de catequesis como la de desarrollo humano que incluye: alfabetización, cursos de costura y ménage familiar.
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