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La plenaria de los obispos franceses en Lourdes La plenaria de los obispos franceses en Lourdes 

Obispos franceses: hemos escuchado la rabia y la tristeza del pueblo de Dios

En el mensaje de clausura de su asamblea plenaria de otoño, y tras la confesión del cardenal Jean Pierre Ricard, los obispos de Francia dicen compartir los sentimientos de los fieles heridos por los escándalos de abusos y encubrimiento. El obispo de Arras, Olivier Leborgne, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, comparte sus sentimientos y explica las medidas adoptadas durante la sesión plenaria

Jean-Charles Putzolu - Ciudad del Vaticano

"Estoy destruido. Los obispos están realmente conmocionados. Conmocionados, en primer lugar, por las víctimas, conmocionados por el pueblo de Dios al que acompañan y que entienden muy bien que esté perturbado y que a veces diga que ya no confía. Profundamente contrariados también por nuestros sacerdotes que están (...) desestabilizados en su ministerio". Este es el estado de ánimo de Mons. Olivier Leborgne, obispo de Arras y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF), al término de la Asamblea Plenaria que concluyó el martes 8 de noviembre en Lourdes.

Una reunión que estuvo marcada por revelaciones muy duras. Once obispos o ex obispos fueron citados ante la justicia civil o la justicia eclesiástica por abusos sexuales, anunció el lunes a la prensa el presidente de la CEF, monseñor Éric de Moulins-Beaufort. El arzobispo de Reims también indicó la implicación del cardenal Jean-Pierre Ricard, antiguo arzobispo de Burdeos. El mismo Ricard admitió en un comunicado una conducta "reprobable" hacia una menor de 14 años hace treinta y cinco años. A estos se agrega el obispo Michel Santier, emérito de Luçon y luego de Créteil, sancionado en 2021 por el Vaticano por "abusos espirituales con resultado de voyeurismo sobre dos hombres adultos" en los años 90, y cuyo silencio en torno a su sanción ha provocado una gran rabia entre los católicos y los grupos de víctimas en Francia en las últimas semanas. Sin entrar en detalles, monseñor Moulins-Beaufort insistió en "la gran diversidad de situaciones, de hechos cometidos o reprochados".

Cuatro medidas para una mayor eficiencia

A Pope, monseñor Leborgne habla de "escándalo" y dijo que los obispos del mundo francófono han "tomado una serie de decisiones para seguir adelante y ser mucho más claros, mucho más eficaces en el tratar los abusos cuando son cometidos por un obispo". El episcopado tiene la intención de trabajar en la transformación de las prácticas. También se definieron cuatro medidas para remediar la flagrante falta de comunicación en el asunto Santier, que se reveló en la prensa un año después de que se adoptaran sanciones contra él.

A continuación, Leborgne explica que se decidió crear un consejo Vox estis lux mundi, destinado a "acompañar a un obispo que recibe una denuncia contra otro obispo, para que no esté solo, que recopile información, y pueda realizar lo que tiene que hacer como investigación y escribir lo que tiene que escribir para Roma". "Hemos dedicido formarnos mucho mejor", continuó, "para entender mejor la distinción entre los diversos procedimientos y ver mejor lo que está en juego para reaccionar de una manera mucho mejor". Realmente pedimos un acto de fe en la madurez del pueblo de Dios, al que vemos día a día y que no tolera el silencio que le engaña, por lo que hay que repensar la comunicación." Para Leborgne, "la comunicación es un acto de justicia": "Se trata de tener procedimientos mucho más claros para estar al día en estas cuestiones de comunicación, para hacer públicas las sanciones. Por último, una delegación irá a Roma. Algunos obispos, pero también personas cualificadas para encontrar una mayor fluidez en las relaciones entre Roma y los obispos en este tipo de asuntos".

¿Decir o no decir?

El obispo de Arras subraya también que "en cuanto a la comunicación, hemos trabajado con un abogado que se ocupa del derecho civil, que nos ha explicado que la ley no prohíbe decirlo, pero tampoco obliga a decirlo, y que en derecho civil, cuando el juez decide publicar la decisión o no publicarla, es porque piensa que es importante para la recuperación del culpable, para el orden público. Pero no es en absoluto automático".

"Dicho esto", añadió Leborgne, "lo que vemos es que, en primer lugar, hay una pérdida de información, y en segundo lugar, el pueblo de Dios -y queremos repetirlo con fuerza a Roma-, el pueblo de Dios en Francia, se siente doblemente engañado cuando se le oculta algo. Y así, si la publicación nunca es automática en el derecho civil y, por tanto, también en el derecho canónico, nosotros queremos trabajar sobre estas normas, y trabajar sobre la base de la madurez del pueblo de Dios y de la confianza del pueblo de Dios. Por lo tanto, pedimos una revisión completa de nuestros procedimientos para la publicación de las decisiones".

Evaluar cada caso individualmente

Una cuestión sobre la que los obispos y Roma tienen que "reflexionar sobre cada caso con mucha precisión". Qué tipo de evidencias -una vez tomada la sanción, nunca se comunica hasta la finalización del juicio- y ver qué énfasis dar", no "dispersando las informaciones, sino recogiéndola y discerniendo lo que es relevante para estos casos, confiando y respetando al Pueblo de Dios". Nuestras prácticas no están a la altura del respeto que tenemos por el Pueblo de Dios", dijo.

En el caso del obispo Santier, "sólo podemos lamentar una cosa, y es que cuando la renuncia fue aceptada por Roma y ésta dijo que la aceptaba, normalmente, en ese momento, el obispo ya no es obispo. El obispo Santier tomó la iniciativa de decir "me quedo hasta que llegue mi sucesor", lo que no fue decidido por Roma, y ésta no se atrevió a reaccionar. No sé exactamente lo que pasó, pero además estaba objetivamente muy enfermo por culpa del covid, así que era creíble. Por lo tanto, estábamos en dificultades. Está claro que en este caso preferimos reflexionar. Pero cuando alguien dimite, intentamos ser claros: ¿se va porque está cansado, porque está enfermo, porque ha llegado al límite de edad o por razones más graves? Debemos ser capaces de comunicarnos", dijo el vicepresidente de la CEF, antes de coincidir con las palabras del Santo Padre en el avión el pasado domingo, invitando a deshacerse de una "mala costumbre de disimular".

Juntos en un camino de conversión

Otro reto para el episcopado y el clero será restablecer la confianza con los fieles franceses, que están profundamente conmocionados por estas nuevas revelaciones. "Continuamos el trabajo de manera determinada", asegura monseñor Leborgne, recordando a "un centenar de laicos que nos ayudan a reflexionar y que a veces nos estimulan haciéndonos reaccionar". "No hemos terminado de hacer lo que se nos ha ordenado. Tenemos que seguir adelante. Espero -y esperamos de todo corazón- trataremos ser "simples servidores". El Vicepresidente de la CEF también espera que toda la Iglesia sea involucrada. Lo importante es 'que haya un nosotros, porque creo que es entre todos que tenemos que salir de esta cultura - los obispos por su parte, pero todos juntos. Pero estamos en camino y sólo el futuro dirá si hemos entrado en una conversión profunda y real. Pero he sentido que la confianza se ha resquebrajado", dice. "No tengo una solución mágica para restablecerla, salvo convertirme y ayudar a la Iglesia en Francia a convertirse. Pero empezando por mi conversión.

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10 noviembre 2022, 09:43