La Iglesia y el clamor de los pueblos originarios
Sebastián Sansón Ferrari – Pope
Renovar la alianza con los pueblos originarios: este es el compromiso que tiene la Iglesia. Así lo subraya Monseñor Luis Antonio Scozzina, obispo de la Diócesis de Nueva Orán (sufragánea de la Arquidiócesis de Salta) y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen, ante los micrófonos de Radio Vaticana – Pope.
El diálogo está motivado por el rechazo del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, ENDEPA, al proyecto de ley que busca derogar la ley 26160. Esta , promulgada en 2006, declara la emergencia “en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquellas preexistentes”.
El proyecto de ley de derogación fue presentado el 12 de mayo pasado por la diputada Victoria Villarruel. En un publicado en su cuenta de Twitter, Villarruel señaló que "solicitan que se termine la emergencia sobre las usurpaciones realizadas por los mapuches y estamos solicitando la derogación de esta ley basada en una emergencia que al día de hoy no existe y que solo ha servido de paraguas para que, a través de la comisión de delitos, se creen derechos".
La ENDEPA emitió un a esta iniciativa, en el que afirmó, entre otras cuestiones, que “la Nación Argentina se conforma con una historia sangrienta, de muerte hacia los Pueblos Indígenas y ninguno de los promotores de este proyecto podrá explicar jamás como se obtuvieron títulos privados por sobre las Comunidades sin otra explicación que la matanza y desalojo violento de los Pueblos Indígenas, sumado a un derecho de conquista, asumido como heredado de la corona española cuando la Argentina se constituyó como nación independiente”.
Reconocer territorio, respetar derechos
Scozzina recuerda una cuestión ligada a la legislación y al resguardo de los derechos originarios: desde 1994, la Constitución Argentina reformada reconoce la preexistencia de los pueblos originarios. Por tanto, hace justicia a un derecho que, por mucho tiempo, estuvo negado, ignorado y hasta atropellado, un derecho que es el que los pueblos tienen a vivir en su tierra, primero, y, en segundo lugar, a ser reconocidos como actores civiles y eclesiales, afirma el prelado.
Sobre la ley puesta en cuestión, considera que tenía un mandato de cumplir con la protección del territorio a los pueblos originarios, dándoles la posibilidad de la propiedad comunitaria de las tierras. Esto -explica- genera un motivo de conflicto: muchas comunidades desde hace muchos años vienen reclamando este derecho. En distintos lugares, otras empresas se fueron adueñando de ellas.
La razón del rechazo -asegura Scozzina- reside en que, a pesar de que ya pasaron 15 años, esta ley necesita ser prorrogada y darle cumplimiento respecto al registro de los pueblos en su territorio. “Este es el aspecto más objetivo, más legal”, profundizó Scozzina.
La justicia a la luz del Evangelio
El obispo precisa que, desde hace más de 40 años, la ENDEPA desarrolla una labor incansable con los pueblos originarios reivindicando sus derechos, reconociendo su cultura. Asume una “actitud respetuosa de escucha y diálogo, de conversión a la justicia y de amor solidario”, como describe .
ENDEPA comparte -se lee en su portal- la vida, la fe y la espiritualidad, enriqueciéndose mutuamente con el aporte de las culturas, contribuyendo a la fraternidad universal, acompaña el proceso autogestionario y la organización de las comunidades, contribuye a la toma de conciencia para que haya una sociedad argentina más justa basada en la aceptación de la diversidad de los Pueblos y Culturas donde se hagan efectivos los Derechos Humanos y en particular los Derechos de los Pueblos Indígenas, asumiendo esta realidad pluricultural reconocida por la Constitución y leyes nacionales e internacionales y las Constituciones y leyes provinciales.
ENDEPA apoya la lucha por la conservación de los bosques, el ambiente y un desarrollo sustentable para alcanzar niveles de vida digna; además, sensibiliza y compromete a la Iglesia con la realidad y diversidad de los Pueblos Indígenas en Argentina, con espíritu ecuménico e interreligioso.
Aludiendo al reconocimiento de la diversidad que compone el tejido social argentino, Monseñor Scozzina asevera que esta situación queda confirmada en el Censo Nacional, cuyos resultados fueron difundidos el jueves 19 de mayo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
“Necesitamos hacer justicia en un sentido muy amplio: a la historia, a los pueblos, reconociendo una deuda que el pueblo argentino tiene para con sus comunidades”, señala Scozzina.
“No podemos permitir que la globalización se convierta en un ‘nuevo tipo de colonialismo’”
Scozzina cita el punto 14 de , en el que el Santo Padre utiliza dos palabras contundentes (injusticia y crimen) para nombrar los emprendimientos que no respetan el derecho de los pueblos originarios al territorio y a su demarcación, a la autodeterminación y al consentimiento previo. Cuando algunas empresas sedientas de rédito fácil se apropian de los territorios y llegan a privatizar hasta el agua potable -afirma el Pontífice-, o cuando las autoridades dan vía libre a las madereras, a proyectos mineros o petroleros y a otras actividades que arrasan las selvas y contaminan el ambiente, se transforman indebidamente las relaciones económicas y se convierten en un instrumento que mata.
“Una conciencia nueva del reconocimiento de la diversidad”
Consultado sobre las maneras de sanar la deuda histórica de la Argentina con los pueblos indígenas, Monseñor Scozzina comparte un episodio significativo: una comunidad de la Diócesis de la Nueva Orán logró, a través de un juicio contra el gobierno, reivindicar el derecho a que se les restituyan las tierras.
“Los pueblos, las comunidades, junto con los criollos, que están compartiendo el territorio, llegaron a ciertos acuerdos. Obviamente es un compromiso que el Estado tiene: dar las condiciones para que también tengan el derecho a poseer su propiedad, no como individual, sino colectiva, como la reclaman. Nosotros queremos acompañar esa reivindicación y, sobre todo, renovar esta realidad de que la Iglesia argentina está llamada a estar cerca de los más débiles, de los más desprotegidos. En esto, creemos que tenemos que tomar conciencia, no solo la clase política sino también todas las comunidades cristianas, de esta diversidad”.
La importancia de la visibilización
En su mensaje final ante nuestros micrófonos, el obispo retoma el significado de “Querida Amazonía” en este asunto y sostiene que el Papa nos ha puesto un gran desafío, que todas nuestras Iglesias asumamos esta alianza con las comunidades originarias en nuestra querida América Latina.
“Es un momento realmente muy importante para la vida de nuestro continente, en el ámbito de la Asamblea Eclesial, del reconocimiento de los sujetos civiles y eclesiales, y también caminar tratando de ser fieles al Evangelio de Jesús”, concluye.
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