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Xavier Sartre - Isla de Gozo

Gorra en la cabeza, camiseta negra, una mascarilla quirúrgica del mismo color cubriendo la boca: es el vestuario de un obrero insólito que lleva cargando varios tablones al hombro, frente a la basílica del santuario nacional de Ta'Pinu, en Malta. Monseñor Anthony Teuma, obispo de Gozo, está ocupado con la llegada del Papa Francisco a su isla. El Santo Padre vendrá a presidir un encuentro de oración el sábado 2 de abril por la tarde.

La oración de las tres Avemaría

Ta'Pinu es probablemente el lugar de peregrinación más importante del archipiélago. Perdida en la punta de Gozo, la segunda isla más importante, la iglesia surge en un recodo de la carretera, en medio de campos rocosos rodeados de bajos muros de piedra. En 1883, sólo había una simple capilla con una imagen de la Virgen. El 22 de junio, una campesina llamada Carmela Grima oyó una voz que le pedía que recitara las tres Avemaría, una por cada día que Jesús permaneció en el sepulcro. Confió en un campesino que le dijo que también había oído la voz.

Desde entonces, Ta'Pinu se convirtió en un lugar de peregrinación y se construyó una nueva iglesia en torno a la antigua capilla donde el Papa rezará hoy las tres Avemaría, como hizo San Juan Pablo II antes que él en 1990. Allí colocará una rosa de oro, que se unirá a la entregada por Benedicto XVI durante su visita a Malta en 2010.

La plaza de la Basílica Menor está rodeada de muros cubiertos de mosaicos del padre Marko Ivan Rupnik, que representan los cuatro misterios del Rosario como invitación a la oración y la meditación de los peregrinos.

Asimismo, Gerard Buhagiar, el rector del santuario, presta atención al más mínimo detalle, a las flores que adornan el altar bajo un baldaquino neorrománico, y que alegran la capilla, el lugar más sagrado de toda la basílica. Está orgulloso del talento de los artistas que han tallado a mano las piedras de la cantera que hay bajo el santuario. Por ello, nos muestra los exvotos amontonados en los pasillos detrás de la capilla, que reflejan la gratitud de todo un pueblo de creyentes, cuya piedad ha hecho de Ta'Pinu el lugar de peregrinación más famoso del archipiélago maltés.