Colombia: Diócesis de Cúcuta y Tibú claman por la paz
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Durante el fin de semana del 5 y 6 de marzo, hombres armados asesinaron al dirigente Arquímedes Rivera Remolina y resultó herido Jesús Emel Ochoa, miembro de la Mesa Departamental de Víctimas. El hecho acaeció en La Curva, Bucarasica, al Norte de Santander, en Colombia, y se suma a una serie de acontecimientos violentos en la zona. La Defensoría del Pueblo rechazó los sucesos, informó que activó rutas de atención a familiares y exigió celeridad en las investigaciones.
En este contexto, las Diócesis de Cúcuta y Tibú emitieron un en el que, como promotoras del Evangelio de la vida, la dignidad de la persona humana, del bien común y de la paz, rechazan toda acción violenta. Por dicho motivo, reconocen su dolor con los hechos que tuvieron lugar últimamente, en los municipios de Sardinata, Bucarasica y Tibú, donde tiene incidencia el proyecto “Participación y autodeterminación política social y económica para la transformación política pacífica de conflictos en el Catatumbo, Colombia-Fase III ‘Participaz’”.
Para ambas diócesis, la presencia de grupos armados al margen de la ley y otras situaciones generadoras de violencia en la región “han logrado atemorizar a las comunidades con hechos contundentes como atentados, asesinatos, secuestros, desplazamientos, paros armados y alteración del orden público en diferentes zonas de Norte de Santander”.
Las Iglesias Particulares de Cúcuta y de Tibú son enfáticas al invitar a los actores armados al respeto a la vida, los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y, a través del diálogo y el consenso, encontrar los caminos para la convivencia, el perdón, la reconciliación y la paz.
También realizan un llamamiento a las autoridades competentes para esclarecer los hechos de violencia y proporcionar la seguridad y confianza suficientes, para que las misiones humanitarias no sean víctimas de atentados, como sucedió –recuerdan- con el Servicio Jesuita a Refugiados – Colombia (JRS/COL) el jueves 10 de marzo. Ese día, en horas de la mañana, mientras el equipo regional se encontraba en una actividad en el casco urbano de Tibú, Norte de Santander, fue robado el vehículo oficial del JRS/COL.
El Servicio publicó un en el que establecen que, desafortunadamente, esto se ha venido presentando en la región, siendo víctimas también otras organizaciones humanitarias, afectando el trabajo y la misionalidad de instituciones que, como esta, buscan consolidar procesos participativos en las comunidades más afectadas.
También extendieron una invitación a colegas, aliados y miembros de la sociedad civil a reflexionar sobre “cómo desde la complementariedad a la respuesta estatal promovemos estrategias de prevención y protección que fortalezcan las comunidades acompañadas y las misiones mismas; y finalmente, a las autoridades locales, regionales y nacionales las instamos a tomar todas las medidas necesarias para garantizar los derechos humanos y la protección de las comunidades en el territorio, así como a facilitar el trabajo de las organizaciones acompañantes”.
Las Diócesis subrayan que, por su parte, siguen orando y comprometidos con el desarrollo humano integral. Como sostiene el Papa, “una verdadera paz solo puede lograrse cuando luchamos por la justicia a través del diálogo, persiguiendo la reconciliación y el desarrollo mutuo” (cfr. Fratelli tutti, 229). “Que nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la Casika de Cúcuta y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor el perdón, la reconciliación y la paz para nuestra región”, concluyen su declaración.
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