Plenaria de Obispos: Venezolanos víctimas de sistema ideológico excluyente y violento
Alina Tufani- Pope
“Cuando una ideología se antepone como un sistema de poder, que violenta los derechos humanos y rechaza la dignidad de la persona, genera injusticia y violencia institucional”. Esta frase lapidaria está incluida en la publicada, hoy, al concluir su CXVII Asamblea Ordinaria Plenaria. La dramática situación sociopolítica y económica vuelve a ser prioridad en el mensaje de la Iglesia venezolana preocupada por la dignidad y los derechos de los venezolanos cercenados por un régimen político que quiere “mantenerse a toda costa en el poder y pretende prolongar el fracaso e ineficiencia de estas últimas décadas”.
&Բ;“Nos encontramos como país en una grave crisis global y democrática; el ser humano con su dignidad, principalmente la persona pobre, es colocada a un lado por el régimen político, para dar relevancia a un sistema ideológico excluyente, perdiéndose el sentido de la democracia como poder del pueblo, al ser sustituido éste por reducidas élites y grupos que asumen un poder populista y autocrático, con un control de todos los poderes públicos y del militar, dependiendo cada vez menos de la legitimidad electoral y con la astucia de sacar de en medio a los contrapesos institucionales o políticos”, se lee en el documento.
Moralmente inaceptable
Al igual que en su última exhortación, en julio de 2021, el episcopado venezolano reitera que se trata de una situación “moralmente inaceptable”. La pandemia, para los obispos, además de causar sufrimiento, dolor y muerte en la población, ha agudizado los males que ya aquejaban a la población, entre ellos, “tres tristes y escandalosas realidades”: el desmantelamiento de las instituciones democráticas, el dramático éxodo migratorio de unos seis millones de venezolanos y la pobreza de la gran mayoría. Además, la violación de las libertades individuales y sociales.
“Se trata de la pérdida de la libertad individual y social, en formas ya fácilmente perceptibles como la persecución, la cárcel, la tortura o la expatriación por problemas políticos. Hay un objetivo de fondo: convertir al ser humano, creado por Dios como ser libre y responsable, en simple ejecutor de centros idolátricos de poder”, denuncian los obispos.
Resquebrajamiento democrático e institucional
El documento repasa uno a uno los grandes vacíos en la economía, en los servicios sociales, en la educación, pero también del desmoronamiento de los poderes e instituciones. Todos temas que hemos tocado desde Pope, con el nuevo presidente de la CEV, el arzobispo de Cumaná, monseñor Jesús González de Zárate quien afirma que “junto con los problemas ya conocidos en el ámbito social económico y político se han dado las dificultades propias de la pandemia y el pueblo sigue sufriendo angustias e inquietudes que tocan a las familias venezolanas”.
Hablando del “resquebrajamiento institucional de los poderes democráticos", evidenciado, como dicen los obispos, en las elecciones del Estado Barinas, el pasado domingo, el presidente del episcopado enfatizó que “esas elecciones pusieron de manifiesto la fragilidad del sistema democrático venezolano, la falta de independencia de los poderes públicos entre sí, la hegemonía del poder ejecutivo y las múltiples dificultades por parte de los diversos factores políticos para participar en las elecciones, como el amedrentamiento, la inhabilitación de candidatos".
Renovación política
De hecho, en la exhortación, los obispos recuerdan que las elecciones del 21 de noviembre habían dado como ganador en el estado de Barinas – cuna del exmandatario Hugo Chávez- al candidato de la oposición. Sin embargo, el gobierno impuso la repetición de las elecciones, el pasado 9 de enero, donde a pesar las obstaculizaciones, se reiteró el resultado, a favor del candidato opositor. Algo que monseñor González ha calificado como un “signo de posibilidades, de caminos de superación de esas dificultades”
“Ante este panorama – dijo el prelado - la iglesia, hace un llamado reiterado a los actores políticos a buscar caminos de renovación y de participación generalizada de la población; ir más allá de los diálogos de unos sectores que no siempre interpretan el sentir general de la población y, más bien, buscar caminos de inclusión social en respuesta a las grandes necesidades de nuestro país”.
Ficticia recuperación económica
En cuanto a la economía venezolana, que en los últimos tiempos pareciera tener un florecimiento, monseñor González de Zarate enfatizó que “se trata de una aparente mejoría que está muy lejos de las posibilidades reales de la mayoría de la población, pues si bien es cierto que, ha habido alguna inversión, estas no dan respuesta al conjunto de la población que hoy no cubre sus necesidades cotidianas, de alimentación, de movilización o de salud. Precisamente, una de las causas del “éxodo” de venezolanos, migrantes forzados -agregó el presidente del episcopado - es la falta de oportunidades que obliga a las personas a salir del país, lo cual “crea una seria crisis familiar porque viajan las personas adultas, en edad productiva, dejando muchas veces solos a los ancianos y a los niños en situaciones precarias".
Refundar el país con los valores evangélicos
Sin duda, la Iglesia venezolana ha acompañado al pueblo venezolano en esta dramática situación a través de sus pastorales, social, sanitaria, de migrantes, refugiados y de educación. En este contexto, los obstáculos para la Iglesia han sido los mismos que “diariamente vive todo el pueblo venezolano”. Hoy se hace mucho más difícil para la Iglesia – explicó monseñor González - poder cumplir su misión porque hay problemas de servicios públicos, problemas de inseguridad, problemas de movilización. Sin embargo, la Iglesia sigue con su forma, seguir sirviendo al pueblo venezolano especialmente a los más pobres y a los más excluidos, como Jesús, con sus propias posibilidades.
“La Iglesia venezolana con sus exhortaciones – concluyó el presidente del episcopado - quiere iluminar esta realidad desde los valores del Evangelio y en un ámbito propositivo desde sus enseñanzas sociales, invitando a todos a participar en la renovación profunda de nuestro país, refundando, por decir así, las bases mismas de lo que es nuestra sociedad, con los valores evangélicos, la solidaridad, la justicia y la libertad, de un modo inclusivo, con la participación de todos. Y en eso nos ilumina, la invitación que nos ha hecho el Santo Padre Francisco de "caminar juntos", preparando el próximo Sínodo de los Obispos.
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