Ante situación que vive Centro América urge reforma estructural de los Estados
Ciudad del Vaticano
Los obispos centroamericanos del SEDAC, se reunieron en forma virtual en que se llevó a cabo del 30 de noviembre al 3 de diciembre, en su mensaje recordaron que el bicentenario de sus países, ha sido marcado por la pandemia. Y afirmaron que la crisis económica, política y social que afectan la vida del Istmo, ponen de manifiesto que la libertad que estos pueblos conquistaron hace doscientos años es una tarea nunca terminada porque en todo tiempo surgen nuevas esclavitudes.
“Lamentamos y nos unimos en oración por las pérdidas de vidas humanas, durante este año 2021, a causa de la pandemia del Covid-19, y de los desastres naturales”.
La realidad social y eclesial
Los obispos centroamericanos ven con preocupación, los efectos y consecuencias de la pandemia del Covid-19, la pobreza, las migraciones, las crisis de la de democracia, la corrupción, la ideología de género, la crisis ambiental, los cambios de las legislaciones en orden a la imposición de modelos culturales mundiales como son el aborto, la eutanasia, el “matrimonio” del mismo sexo, la ideologización de la educación, etc.
“Todas estas problemáticas” demandan, afirman en el mensaje, una atención pastoral prioritaria y de profundas transformaciones que solo serán posibles con el consenso de todos, la solidaridad entre los países y el compromiso y la voluntad de quienes toman las decisiones. Los obispos del Sedac, confirman que se requiere una “reforma estructural de los Estados, que fortalezcan la libertad, la paz, la democracia y la justicia social”.
La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe
Hace una semana concluyó la inédita Primera Asamblea Eclesial de América Latina y del Caribe, después de un “un largo proceso de escucha”, y de la cual los obispos del continente asumieron 12 desafíos, “reconociendo “la poliédrica diversidad” de nuestros pueblos en sus distintas realidades que vive el continente, en sus dolores y esperanzas”.
“Entre esos desafíos, hemos de asumir de manera prioritaria los siguientes: Hemos de reconocer y promover el protagonismo laical, especialmente de la juventud y la mujer; ser solidarios con las víctimas de la injusticia social y eclesial; asumir la defensa de la dignidad de la vida y de la persona humana; erradicar el clericalismo; escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados, así como de los pueblos originarios y afrodescendientes, promover la inculturación e interculturalidad y el pensamiento social de la Iglesia; entre otros”.
Reforzar la pastoral presbiteral
Para su misión episcopal es una prioridad atender la vocación, vida y ministerio de nuestros sacerdotes. Por ello han visto la urgencia de reforzar la pastoral presbiteral, para avivar el don de su vocación, apoyar su fidelidad, su continua conversión y su santificación personal. En este acompañamiento son conscientes que debe ser personalizado y diferenciado, conforme a su identidad, valores y necesidades; según las circunstancias de su edad, situación personal y condición ministerial. Piden reforzar la Pastoral Presbiteral, para que sea un servicio permanente y continuo, que contribuya a que los presbíteros crezcan en su fidelidad y renovación continuas, hasta el final.
Sinodalidad misionera
La Iglesia católica en Centro América, ha iniciado el itinerario hacia la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con el título «Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión», que concluirá en octubre del 2023. En este itinerario de preparación, durante dos años, SEDAC considera indispensable que obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, abandonen "cualquier autorreferencialidad, es decir de mantener a la Iglesia encerrada mirándose a sí misma; para favorecer la participación de los laicos y la escucha atenta de todos los bautizados, especialmente de los que no asisten o no participan en la Iglesia".
"Es necesario abrir la mente y el corazón para escuchar y dar participación a quienes tienen heridas profundas por distintas razones y circunstancias, de manera particular los históricos excluidos, de quienes todos hablan, pero pocos escuchan. Estamos dispuestos a salir de nuestros templos y ponernos en camino para anunciar la Buena Noticia del Evangelio y reavivar la esperanza de nuestros pueblos. Todos los bautizados, sin distinción y exclusión, están convocados a participar, e incluso aquellos que no comparten nuestra fe, en este proceso de escucha. Hay que crear las condiciones para que realmente podamos escucharlos y escucharnos todos, sin discriminaciones, sin estereotipos, sin prejuicios. Este es nuestro gran reto".
La experiencia de la Asamblea Eclesial en América Latina y el Caribe les ha permitido avanzar y profundizar en el proceso sinodal. Están dispuestos a contribuir en la Iglesia sinodal, donde "todos caminemos juntos: Papa, obispos, sacerdotes, religiosas, laicos, para responder a los desafíos del mundo en este milenio".
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