Cardenal Omella: “Dios se hace presente en la noche de la humanidad”
Ciudad del Vaticano
“El Misterio de la Navidad que celebramos cada año, quiere penetrar en lo más profundo de nuestro corazón para alimentar nuestra esperanza y recordarnos que Dios se hace presente en la oscuridad y en la noche de la humanidad”, lo dice en su , el Arzobispo de y Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Cardenal , dirigiéndose especialmente a todos aquellos que viven en la oscuridad y en la intemperie, a aquellas personas que están sufriendo por diversas circunstancias: por motivos personales, por problemas de salud, por no tener trabajo, por la pérdida de un ser querido, por las consecuencias de las inclemencias de la naturaleza, como la erupción del volcán Cumbre Vieja y las inundaciones por la crecida del río Ebro…
Acojamos la Luz que viene de lo alto
En su , el Arzobispo de Barcelona recuerda que, son tiempos difíciles para todos. Porque los efectos de la crisis del 2008 se han visto profundamente agravados por los efectos de una pandemia cuyas consecuencias han generado una crisis sanitaria, económica y social que ha alterado enormemente nuestras vidas. Pero, este tiempo de profunda oscuridad que viven de manera acentuada muchos hermanos y hermanas – señala el Cardenal Omella – no es ajeno a Dios. Por ello, que no nos asuste, el escenario oscuro que nos toca vivir. Asustémonos, eso sí, de ser incapaces de ver o acoger esa Luz que viene de lo alto. Además de no ver la luz de Dios, existe también el riesgo de no poder acogerla. Sucede esto cuando vivimos acomodados, aparentemente seguros, dispersos por multitud de distracciones que nos deshumanizan, incapaces de salir a la intemperie para acompañar a los que viven en ella.
El Sí de María nos recuerda que nada es imposible para Dios
Ante este escenario de profunda incertidumbre, indica el Arzobispo de Barcelona, la Iglesia, la gran familia de los hijos e hijas de Dios, tiene y puede ofrecer más esperanza que nunca. En esta noche de la historia, la Iglesia invita a toda la humanidad a no perder la oportunidad de ver y acoger la Luz de Dios. María es el gran testimonio de cómo puede cambiar la historia si una persona acoge esa Luz que viene de lo alto y que es capaz de transformarlo todo. El Sí de María nos recuerda que nada es imposible para Dios. María pudo acoger esa Luz porque vivía atenta y profundamente unida a Dios. Tras el testimonio de María, la primera discípula, son muchos los hombres y mujeres que han acogido a Dios en sus vidas y han pasado a ser luz para el mundo.
«¡Mira la estrella, invoca a María! Si la sigues, no te extraviarás»
El Cardenal Omella concluye su Mensaje señalando que, en la historia hay hombres y mujeres que son capaces de ver el mundo como lo ve Dios, que lo creó y vio que era bueno, un mundo lleno de luz y de matices, a pesar de las sombras. Estas personas actúan como el buen samaritano que ayudó al herido que estaba tendido en el borde del camino e ignorado por todos. Con nuestras acciones podemos colaborar con Dios en la edificación de un mundo más humano. Y si actuamos conjuntamente, sinodalmente, el fruto será abundante.
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