貹ñ. Apertura de la fase diocesana del Sínodo en Toledo
Ciudad del Vaticano
Ha dado comienzo la celebración de apertura de la fase diocesana de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, que ha convocado el Papa Francisco, y que se celebrará en El Vaticano en octubre del año 2023. Con esta convocatoria, «el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad, un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia».
En la celebración de apertura en Toledo, junto con el arzobispo, Mons. Cerro Chaves, han concelebrado el arzobispo emérito, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro, y más de un centenar de sacerdotes de la Archidiócesis. Además, en la celebración se ha anunciado que la colecta realizada se destinará a ayudar a los damnificados por la erupción del volcán en la isla de La Palma, a través de Cáritas Diocesana.
Acto penitencial
En la celebración litúrgica se ha celebrado el acto penitencial, en el que se ha pedido perdón a Dios «por los pecados del Pueblo de Dios, sacerdotes, vida consagrada y laicos, y las negligencias en el cuidado y respeto del templo». También se ha pedido perdón «por las faltas de docilidad y comunión con el Santo Padre y el Colegio de los sucesores de los Apóstoles; por los pecados contra la unidad y la comunión en la Iglesia, por las críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales».
Además, todos los asistentes han pedido perdón al Señor «por todas las opresiones, injusticias, violencia que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral y familiar», y por «las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida». Finalmente, se ha pedido perdón «por los escándalos y por los abusos a las personas vulnerables».
Homilía del Arzobispo
Mons. Cerro, al comienzo de su homilía ha subrayado que “nos unimos a toda la Iglesia universal que con el papa Francisco nos ha convocado a esta realidad. Nosotros lo hacemos, como se hace en todos los sínodos, pidiendo perdón, arrepintiéndonos de nuestros pecados y viviendo en esa clave fundamental de conversión”.
A continuación, el prelado ha glosado el texto evangélico que se ha proclamado en la liturgia de la Palabra, el de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35). Para ello se ha servido de tres claves que “nos ha dado el papa Francisco” ha indicado Mons. Cerro subrayando que él presenta el mismo esquema del Santo Padre.
La primera de las claves que Mons. Cerro ha presentado ha sido la comunión subrayando e insistiendo que “no habrá comunión mientras no vivamos unidos a Cristo y todas las dificultades y problemas que tengamos los solucionaremos juntos, si miramos a Jesucristo; como nos repite continuamente el Papa Francisco”.
En este sentido, explicó que “los discípulos de Emaús, tras salir del cenáculo, representan a la Iglesia que quiere estar en salida, que quiere ir a los pobres, a los que sufren; van caminando, pero han cometido un error. No deberían dejar esa comunión plena con la Iglesia que se realiza en el cenáculo, donde está la Eucaristía, el perdón de los pecados, donde está María y donde está Pedro, donde están los apóstoles.” Y ha insistido que las “tres letras d más peligrosas de la vida cristiana son la del desaliento, la del desánimo y la de la desconfianza”. Y al respecto ha exclamado que no debe haber ni desaliento, ni desánimo y desconfianza porque sabemos, dijo, "de quien nos hemos fiado, que es el Señor. Y Él nunca nos falla”.
Seguidamente, el Arzobispo de Toledo ha presentado la segunda clave: la participación. Mons. Cerro ha indicado que los de Emaús “proclaman el kerigma pero no lo hacen completo porque se quedan en la cruz y el sufrimiento y no pasan al gozo y a la alegría de la resurrección. Ha insistido el prelado: “La mayor expresión del amor es vivir con el corazón que perdona. La persona que perdona es la persona que más ama".
La tercera clave propuesta por el Arzobispo de Toledo ha sido reflexionar cómo Jesús nos sitúa en esta Iglesia “con sus problemas y dificultades”. Y en este sentido ha subrayado, mencionanado al Evangelio: “Todo lo que ocurre en nuestra vida era necesario para entrar en su gloria“.
Mons. Cerro ha concluido su homilía pidiendo “que el Señor se quede con nosotros; que aliente nuestra conversión, nuestra purificación, nuestra penitencia para que salgamos con una vida nueva a la que el Señor nos llama“.
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