La reconstrucción de Ჹí es una lucha a largo plazo: la gente necesita levantarse
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
"En este desastre que ha golpeado a Haití necesitamos sentir la solidaridad espiritual, que la gente nos lleve en sus oraciones ya que la oración tiene un valor importante para ayudar a las personas a resistir, tal y como ocurrió con el terremoto en 2010". Son las palabras del padre Miller Lamothé, entrevistado por perteneciente a la provincia de Dajabón, en República Dominicana, en referencia a la actual situación de emergencia humanitaria que azota al pueblo haitiano tras el seísmo del 14 de agosto, acaecido a unos 125 km al oeste de la capital, Puerto Príncipe.
El sacerdote jesuita, quien desempeñó hasta hace muy pocos días el cargo de director del Centro de espiritualidad de la Compañía de Jesús en Haití, actualmente se encuentra llevando a cabo una nueva misión en Santo Domingo.
Desde allí, reflexiona sobre la compleja situación que vive Haití, golpeado no solo por este último desastre natural, sino también por la pobreza, la corrupción y la violencia que alcanzó su máxima expresión con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio.
El trágico recuerdo del terremoto en 2010
Hablamos de uno de los países más pobres del mundo y a esto se le suma, la desgracia de ser un punto geográfico donde los temblores de la tierra se han cobrado la vida de cientos de miles de personas, como aquel catastrófico 12 de enero de 2010, en el que se registraron - según cifras oficiales - unos 200.000 fallecidos.
En el contexto de la actual crisis generalizada, el padre Lamothé explica que es fundamental dar a conocer lo que está sucediendo: "unir fuerzas y voces para acompañar al país en esta situación de gran vulnerabilidad y precariedad", contando para ello con el apoyo nacional y de la comunidad internacional.
Una ayuda que -puntualiza el religioso- debe ser proyectada a largo plazo, es decir, no se trata de cubrir las necesidades básicas solo durante este mes o el siguiente, sino durante todo el tiempo que sea necesario para ayudar a reconstruir la economía y el tejido social de la nación. "La gente necesita levantarse y vivir en seguridad", añade.
No olvidar a Haití: la ayuda debe prolongarse en el tiempo
Asimismo, hace hincapié en que el padre Martin Lenk, Superior Provincial de los jesuitas en la Provincia de las Antillas (República Dominicana, Cuba, región de Miami, Jamaica y Guyana) ha designado al centro Montalvo (institución que condensa el trabajo social de la Compañía de Jesús en República Dominicana), como encargado de articular las ayudas mediante la campaña "Mano a mano con Haití".
En este sentido, el padre Lamothé subraya que en medio de situaciones complicadas como estas, "da mucho animo saber que no estamos solos en la lucha por la vida", ya que "sentirnos apoyados es importante teniendo en cuenta que estamos en una lucha larga: llevará mucho tiempo la reconstrucción física, humana, psicológica y espiritual. Será un camino que nos llevará a una mayor dignidad porque la gente necesita vivir bien y tener un nivel de seguridad".
Por tanto, la clave es no olvidarse de Haití ni del clamor de su gente: prolongar la ayuda hasta que el país pueda salir adelante.
Recordar la belleza de este pueblo, no solo el desastre
Finalmente el sacerdote jesuita manifiesta que le gustaría que recordáramos a Haití resaltando su belleza y no solo cuando se encuentra inmerso en el desastre:
Confianza enorme en María
Y con la vista puesta en un horizonte de esperanza, el padre Miller Lamothé concluye destacando el papel de la Virgen María como gran intercesora en los momentos de tribulación:
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí