Salvadore?os celebran en Milán a Jesús, el Salvador del Mundo
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
En la ciudad italiana de Milán residen más de treinta mil salvadoreños. Muchos de ellos se reúnen los domingos en torno al futbol y a las celebraciones religiosas. Este domingo 1 de agosto la comunidad cristiana católica se reunió para celebrar la fiesta de Jesús, el Salvador del Mundo que la liturgia nos presenta como la fiesta de la transfiguración.
La fiesta dio inicio, con el respeto de las normas sanitarias y acompañados por el calor del verano, con la procesión de la “bajada”. En el lenguaje salvadoreño, este término indica el momento en el cual Jesús baja en el interior del mundo y sube transfigurado. El símbolo es el cambio de ropas. Cristo transfigurado, vestido de blanco, luz para su pueblo.
En la capilla del Centro Schuster, este pasaje se realizó al entrar la imagen al templo, se cerraron las puertas y luego volvió a salir con vestiduras blancas. Ya transfigurado. Después de unos cantos, toda la comunidad entra en el templo presididos por la imagen de Jesús transfigurado, a quien los salvadoreños llaman con cariño “el colocho”, porque la imagen tiene el cabello ondulado. La eucaristía fue presidida por el padre Alberto Vitali.
El Centro Cardenal Schuster
El centro Cardenal Schuster es una obra apostólica de la Compañía de Jesús cuya misión es la formación de los niños en valores humanos y cristianos a través del deporte. Promueve escuelas deportivas para niños y actividades deportivas de competición para jóvenes, pero siempre con la vista puesta en la formación integral de la persona y en estrecha colaboración con las familias. Quiere ser una comunidad abierta a todos sin distinción de cultura, religión, origen o categoría social, exigiendo el respeto a su identidad cristiana y a su propuesta educativa.
El Cardenal Alfredo Ildefonso Schuster, fue arzobispo de Milán desde 1929 hasta 1954 y proclamado beato por el Papa Juan Pablo II el 12 de mayo de 1996.
El papa Francisco en la fiesta de la transfiguración
Durante la catequesis de la oración mariana del el Papa Francisco subrayó que “El evento de la Transfiguración del Señor nos ofrece un mensaje de esperanza —así seremos nosotros, con Él—: nos invita a encontrar a Jesús, para estar al servicio de los hermanos”.
Francisco continuó: “La ascensión de los discípulos al monte Tabor nos induce a reflexionar sobre la importancia de separarse de las cosas mundanas, para cumplir un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús. Se trata de ponernos a la escucha atenta y orante del Cristo, el Hijo amado del Padre, buscando momentos de oración que permiten la acogida dócil y alegre de la Palabra de Dios”.
El Papa insiste en los frutos del encuentro con Jesús, su poder transformador de nuestras vidas y el llamado que nos hace a transformar este mundo:
Transformados por la presencia de Cristo y del ardor de su palabra, seremos signo concreto del amor vivificante de Dios para todos nuestros hermanos, especialmente para quien sufre, para los que se encuentran en soledad y abandono, para los enfermos y para la multitud de hombres y de mujeres que, en distintas partes del mundo, son humillados por la injusticia, la prepotencia y la violencia. En la Transfiguración se oye la voz del Padre celeste que dice: «Este es mi hijo amado, ¡escuchadle!»
El pulgarcito de América, al otro lado del Atlántico
El Salvador es el país más pequeño en extensión de América Central. Vivió 12 años de guerra civil con más de setenta mil víctimas mortales y enorme destrucción de la infraestructura en ciudades y pueblos. Al firmarse los Acuerdos de Paz en 1992 se abrió una puerta a la esperanza de la reconstrucción del país y a la posibilidad de edificar una sociedad democrática. Estos deseos se han ido realizando lentamente y la desigualdad y marginación que sufren las mayorías no ha sido atendida suficientemente. La brecha entre los ricos y pobres ha seguido creciendo, situación que se ha empeorado por la pandemia del Covid-19.
La violencia causada por las pandillas y en algunas ocasiones por la policía y el ejército siguen motivando el temor en la población, que muchas veces se ve obligada a desplazarse a otras regiones, o huir a otros países.
En este contexto hay que subrayar que quienes aportan grandemente a la economía son los salvadoreños que están en el exterior. Según datos del Banco Central de Reserva, durante el primer trimestre de 2021, las remesas superaron los 1,700 millones de dólares (US). En términos anuales constituyen un poco más del 21% del PIB nacional.
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