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Solidaridad con la Iglesia y el pueblo cubano y un llamamiento a los Estados Unidos para que promuevan la amistad entre ambos países "en interés de la justicia y la paz". Así lo expresaron los obispos estadounidenses mientras continúan las protestas contra la crisis económica y el hambre, agravadas por la Covid-19, en la isla caribeña y entre los cubanos de la diáspora. El régimen respondió a las protestas con la detención de varias personas, incluidos algunos miembros de la Iglesia Católica.

En la declaración, firmada por Monseñor José H. Gómez, de Los Ángeles, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), y por el Obispo David J. Malloy, presidente del Comité para la Promoción de los Derechos Humanos y los Derechos Humanos, el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), dijo que las protestas no eran una respuesta a las mismas. Según el P. Malloy, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la USCCB, los obispos se suman al llamamiento lanzado el 12 de julio por los obispos cubanos "para buscar una solución positiva" a la crisis, que "no puede conseguirse con imposiciones o llamando a la confrontación", sino "escuchándose unos a otros" para "construir la patria 'con todos y para el bien de todos'". "En el mismo espíritu", la USCCB pide a Estados Unidos que busque la paz con Cuba "que proviene de la reconciliación y la concordia entre los dos países", recordando que durante décadas la conferencia episcopal estadounidense, junto con la Santa Sede y los obispos cubanos, ha presionado por "un fuerte compromiso cultural y comercial entre Estados Unidos y Cuba como medio para ayudar a la isla a lograr una mayor prosperidad y transformación social".

Los obispos estadounidenses han pedido en repetidas ocasiones la flexibilización del embargo estadounidense contra Cuba, alentando la política de distensión iniciada en 2014 por la Administración Obama y luego revertida por el presidente Trump. En este sentido, el pasado mes de enero expresaron su "profundo desacuerdo" con la decisión del ex secretario de Estado Mike Pompeo de añadir al país latinoamericano a la lista de estados patrocinadores del terrorismo.

Las protestas en Cuba llegan en un momento crítico ante la pandemia de Covid-19 que ha puesto de rodillas al sistema sanitario de la isla. El número de infecciones per cápita es, de hecho, el más alto de América Latina y las estructuras sanitarias están colapsadas, como ha informado Cáritas Internationalis en los últimos días. De hecho, el país carece de medicamentos y equipos médicos, el personal sanitario está sometido a un fuerte y prolongado estrés desde hace meses, y la infraestructura hospitalaria está en muy mal estado. A todo esto se suma la grave crisis económica que ha reducido la isla a la inanición, empujando a la población a salir a la calle.