Espa?a. Jornada Pro Orantibus: Vida contemplativa cerca del dolor del mundo
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
En medio de la pandemia, en medio de una situación global que ha trastocado fuertemente las vidas de millones sembrando su cotidianidad de muerte, enfermedad, pobreza, desempleo, miedo, distancia y soledad, la Iglesia española celebra el 30 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, en recuerdo de la vida contemplativa. Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada recuerdan en el para la Jornada, que “este es un año más, pero no un año cualquiera” porque, como tantas veces en la historia, la humanidad grita su dolor, “un clamor que recorre nuestra sociedad y que atraviesa también los muros de monasterios y conventos donde hombres y mujeres del Espíritu elevan al Señor de la Vida su himno y su plegaria”.
“El mundo, que ha padecido siempre de muchos modos y ha gritado su dolor de mil maneras —quién puede olvidar el drama enquistado de la hambruna, la violencia, la trata de personas, la indigencia, la miseria, etc.—, lo hace también en nuestros días con acentos nuevos desde los tanatorios, los hospitales, las residencias, las colas del hambre, las oficinas del paro, los colegios, los templos, los hogares, las redes sociales...”, se lee en el mensaje que recuerda que “la vida contemplativa sufre cuando el mundo sufre”.
Por ello, el tema escogido para la Jornada Pro Orantibus de este año, es “La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo”. Como explican los obispos en la presentación del subsidio los contemplativos “rehúyen el activismo frenético de nuestras sociedades y eligen una vía de intimidad orante y fraterna que, lejos de ensimismarlos, esterilizarlos o alejarlos del dolor del mundo, los convierte en faro para los mares agitados y semilla para los campos agrietados”.
En su mensaje, la Iglesia española agradece el don de la vida contemplativa y ora por esta vocación específica. “Quienes contemplan y alaban y ruegan a Dios cada jornada, asomados a su entraña misericordiosa, pueden acercarse con Él a enjugar nuestras lágrimas y vendar nuestras heridas. Las de todos, sin excepción. Lo hacen adorando al Señor en su templo, escuchándolo en su celda, honrándolo con su trabajo, buscándolo con su estudio, acogiéndolo en tantos que llaman a su puerta pidiendo oración y consuelo”.
Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, al concluir su mensaje, piden a Dios que custodie y bendiga a la vida consagrada y le done siempre nuevas vocaciones y la alegría de la fe. Entre los materiales para la Jornada, además del mensaje de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, se proponen los testimonios de personas consagradas y la homilía del Papa Francisco a las monjas contemplativas en un encuentro en Lima (Perú) a las que agradece su labor.
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