Europa, Hollerich: más unidad de propósito con la pandemia
Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano
El 9 de mayo de 1950, fecha del histórico discurso de Robert Schuman en el que proponía un primer paso hacia la unidad europea con la creación de la Comunidad del Carbón y del Acero, el estadista francés nunca habría imaginado que muchos de los deseos que enumeró, o incluso sólo esperó, se harían en parte realidad 71 años después, desgraciadamente de la mano de la crisis pandémica que afecta a Europa y al mundo entero desde hace más de un año. Para esta Fiesta de Europa 2021, el cardenal Jean Claude Hollerich, presidente del Comece, en la entrevista concedida a Pope, destacó cómo, en el sufrimiento de la pandemia, Europa ha descubierto ser verdaderamente una comunidad para la consecución de un objetivo primordial: el suministro de vacunas. Sin embargo, Europa no debe olvidar -subraya el cardenal- los principios de solidaridad, principios fundadores de la Unión, que imponen el deber de ayudar a los países en dificultades.
Escuchar la voz de los ciudadanos europeos
Además, para este aniversario, que se vive una vez más en plena pandemia, el Parlamento, el Consejo y la Comece han lanzado la propuesta de una conferencia que, con varias citas, a partir del 9 de mayo, escuchará la voz de los ciudadanos, especialmente de los jóvenes, y les permitirá expresarse sobre el futuro del Viejo Continente a través de una serie de discusiones y debates.
Cardenal Hollerich, Europa vuelve a celebrar su fiesta en un clima de sufrimiento por la pandemia de coronavirus, pero con la esperanza que ofrecen las vacunas. ¿Cuál es su lectura de este año y qué perspectivas ve para el futuro próximo?
R. - Creo que ahora en Europa sabemos lo que es el sufrimiento, porque lo hemos experimentado. En la primera fase de esta pandemia, Europa no estaba allí. Hubo gobiernos nacionales que actuaron, pero sin Europa. Esta situación ha cambiado. Tenemos ayuda económica, tenemos cooperación entre médicos, tenemos cooperación para las vacunas. Europa está de nuevo presente. Así que me alegro, porque todos estamos sufriendo y pienso especialmente en Italia que ha sufrido mucho y cuando miro las estadísticas de los muertos veo que, poco a poco, las estadísticas de Italia se acercan a las de Gran Bretaña (que empezó tarde a enfrentarse a la pandemia). Y esto me duele; conozco Italia, he estudiado en Italia, la quiero y me duele esta situación y espero que la ayuda de la Unión Europea pueda dar un nuevo impulso a Italia para un desarrollo económico. También espero que nosotros, que hemos recibido ayuda, no cerremos las manos, dejándonos todo para nosotros, sino que sepamos compartir con los países más pobres, con los países que ahora están el centro de la pandemia. Por lo tanto, un espíritu de solidaridad, un espíritu de ayuda, de solidaridad también en la distribución justa de las vacunas, porque una pandemia no se puede ganar sólo en un continente. El mundo entero debe ganar. Y este es el gran reto que debemos afrontar.
Eminencia, el hecho de que, como ha dicho, Europa se haya redescubierto a sí misma más comunitaria, gracias también a las muchas invitaciones que ha hecho el Papa Francisco a superar nacionalismos, ¿es un paso importante para el futuro?
R. - Creo que sí, porque hemos visto que Europa funciona. Por supuesto, estamos muy contentos y orgullosos de pertenecer a cada país. Y debo decir que, habiendo vivido fuera de Europa, cuando escucho los distintos himnos nacionales, incluso el italiano, me siento un poco italiano, además de europeo. Y esto es bonito, pero ahora hay que pensar también en los más vulnerables. La pandemia no es sólo una crisis sanitaria, sino también una crisis de la sociedad en su conjunto. Están las nuevas pobrezas, hay gente que no sabe cómo seguir adelante con su vida. En este sentido, debemos mostrar nuestra solidaridad. Los países ricos deben mostrar su solidaridad con los países más pobres. También creo que, cuando hablamos de una Europa social, esto es muy importante. Hemos dado el primer paso en Oporto y es necesario que esta elección continúe, porque no podemos hacer una Europa de los "grandes", del dinero, de la economía. También hay que hacer una Europa de los pueblos y, para ello, hay que mirar la cuestión social.
Con motivo del Día de Europa, el continente lanza una conferencia que pretende preguntar a sus ciudadanos qué tipo de Unión quieren. ¿Qué valor tiene esta iniciativa para las iglesias continentales?
Creo que es realmente una oportunidad, una oportunidad para los cristianos: manifestarse, participar en este gran diálogo, porque siempre se ha criticado que la Unión Europea está demasiado alejada de la gente y que es un asunto de intelectuales. Ahora se nos invita a dar nuestras opiniones, podemos entrar en los debates. Me gustaría de todo corazón que los cristianos, los católicos y otros se manifiesten. Que entren en este diálogo para hacer que Europa, la Unión, sea un poco más real para los ciudadanos.
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