Cardenal Bo, mensaje de Pascua: "Resucitar a Myanmar de la tumba"
Ciudad del Vaticano
"Una nación herida puede encontrar consuelo en Cristo, que sufrió todo lo que nosotros estamos sufriendo: fue torturado, maltratado y asesinado en la Cruz por poderes arrogantes. Experimentó la misma sensación de abandono por parte de Dios que sienten tantos de nuestros jóvenes". Esta es la sentida invitación a la esperanza en la resurrección de Myanmar, en los "días más tristes de su historia", que el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Conferencia Episcopal birmana, lanzó en su mensaje de Pascua.
Semana Santa marcada por la represión
Una Semana Santa marcada por la sangrienta represión militar de las protestas contra el golpe de Estado del 1 de febrero, que hasta ahora ha costado la vida a más de 500 personas y la detención de al menos otras 2.500.
En su escrito - difundido por el periódico online Matters of India el 31 de marzo- el cardenal Bo habla de un verdadero Vía Crucis, un calvario que continúa:
Myanmar puede resurgir
Esta tragedia plantea la pregunta natural de Job en la Biblia: "¿Dónde está Dios en todo esto?". Para la respuesta, el cardenal Bo hace referencia al episodio evangélico de la tumba vacía de Jesús encontrada por las tres mujeres, que recuerda lo que ocurre en Myanmar: jóvenes, mujeres y precisamente tumbas vacías. "Su mensaje -afirma el purpurado- es el de la resurrección y el de un mundo nuevo".
Por tanto, la invitación es a creer que también Myanmar puede resurgir.
Por otra parte, dirigiéndose a los militares en particular, el arzobispo de Yangon invoca cuatro tipos de resurrección. Primero, la de los "sueños de democracia enterrados en los dos últimos meses en las tumbas de la opresión". En segundo lugar, el cardenal Bo pide que se restaure el gobierno civil "enterrado por el golpe de Estado" y que el ejército vuelva a los cuarteles respetando el veredicto de las urnas y no siga atacando y matando a los ciudadanos de Myanmar. A continuación, el mensaje pide que se entierre de una vez por todas el odio entre etnias y religiones en el país y que de la tumba de este odio histórico surja "un nuevo Myanmar de paz, inclusión, atención a los vulnerables". El cardenal Bo solicita finalmente "enterrar en las tumbas vacías las siete décadas de totalitarismo. Que se escriba allí el último epitafio del golpe".
El presidente de los obispos birmanos también se dirigió a los manifestantes, y en particular a los jóvenes, con un renovado llamamiento a no recurrir a la violencia: "Utilicen métodos no violentos. No mueran inútilmente. Si tienen una vida larga, la democracia se fortalece, el mal se debilita - dice, recordando que el enemigo "sólo conoce un lenguaje: la violencia despiadada y quiere arrastrarte a su terreno, donde es más fuerte. No le den esa ventaja", concluye el mensaje.
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