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Brasil. Inversionistas católicos exhortan al gobierno a proteger la Amazonía

Casi un centenar de instituciones católicas, en su mayoría del sector financiero, manifiestan su preocupación por la continua destrucción de la selva amazónica y advierten sobre las consecuencias negativas que comporta para la economía de Brasil.

Alina Tufani - Ciudad del Vaticano

Un grupo de casi 100 instituciones católicas, en buena parte inversionistas en bonos del gobierno brasileño y en acciones de empresas brasileñas, son los signatarios de una  enviada, ayer, 29 de marzo, a las autoridades brasileñas, incluido el presidente Jair Bolsonaro y el vicepresidente Hamilton Mourão, en la cual plantean una serie de demandas concretas  para la protección de la selva amazónica y los pueblos indígenas que la habitan. En particular, proponen establecer estrategias de inversión ético-sostenibles basadas en los valores de la Doctrina Social de la Iglesia y en los principios rectores de la protección de la vida humana, la paz, la justicia y la Creación.

Liderados por la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería de la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB), la red católica internacional Global Catholic Climate Movement (GCCM) y la Iglesia Católica Alemana  a través del Bank für Kirche und Caritas (BKC), las 93 instituciones de inspiración católica de una veintena de países manifiestan la necesidad “entablar un diálogo con el gobierno brasileño para que se respeten los derechos humanos y ambientales y se tomen las medidas apropiadas para remediar la situación actual”.

“La destrucción de la selva amazónica y la violación de los derechos humanos no solo representan una amenaza para la reputación de Brasil en la comunidad internacional, sino también una amenaza muy real para la economía brasileña”, se lee en la misiva. De hecho, los firmantes  advierten que cada vez más consumidores boicotean los productos brasileños, los bancos paralizan financiamientos a empresas brasileñas relacionadas directa o indirectamente con la deforestación de la selva tropical, y los inversionistas se abstienen de adquirir valores y acciones de estas empresas brasileñas o bonos del gobierno brasileño.

En pocas palabras, los inversionistas y empresarios ven en la deforestación y el impacto sobre la biodiversidad y el cambio climático “riesgos sistémicos para su reputación y carteras y, por supuesto, para los mercados financieros sostenibles a largo plazo”. En este sentido, advierten que “si el gobierno brasileño no se opone resueltamente a la deforestación de la selva tropical y la privación de derechos de la población indígena", ellos revisarán o eliminarán sus posiciones como inversionistas actuales en empresas brasileñas y en bonos del Estado. Es más, agregan que iniciarán “un intercambio de información con grupos de inversores” con los que ya está en contacto el gobierno o empresas brasileñas o que “tienen las mismas inquietudes que nosotros”.

En concreto, las instituciones católicas exhortan al gobierno brasileño a elaborar un plan de acción “claro” que establezca: una estricta legislación de protección ambiental y su cumplimiento; un plan para combatir la deforestación con presupuesto y metas a corto y mediano plazo; el levantamiento de las disposiciones restrictivas contra las ONGs; la protección de los derechos humanos de la población indígena y de sus tierras, lo que incluye la expropiación de aquellas que han sido tomadas ilegalmente por privados y el mismo Estado; y planes de reforestación con informes anuales sobre su progreso, entre otros.

Al hablar de la grave situación de la Amazonia, la misiva hace referencia a los datos publicados por el Instituto Nacional Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE) según el cual, en 2020, se reportó el doble de incendios en la Amazonía. También señala que se talaron 11.088 kilómetros cuadrados de selva tropical en solo un año, un 10 por ciento más del record alcanzado el año anterior.

“El crecimiento desenfrenado de la deforestación y ocupación legal o ilegal, pero tolerada, de tierras indígenas por parte de las industrias extractivas, ganaderos, productores de soja y otros productores agrícolas y madereros deja tras de sí no solo un rastro de destrucción ambiental, sino también privación de derechos, desplazamiento y muy a menudo el asesinato de los indígenas”, denuncian las instituciones católicas.

En este contexto, la misiva reitera su adhesión a los preceptos enunciados por el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si, tema rector del magisterio que llama a preservar la Creación, proteger el clima y el medio ambiente. Además, recuerda que la Amazonía no es solo el “pulmón común” de la humanidad, sino también, en términos muy concretos, el hogar de un gran número de indígenas.

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30 marzo 2021, 16:32