Iglesia, Guatemala: Dolor e indignación ante el asesinato de una ni?a en Petén
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
“La inseguridad, la violencia y la muerte se han vuelto como 'nuestro pan de cada día', como un problema permanente y preocupante y, tal vez, como el primer problema de Petén”. Estas son las lapidarias palabras del Obispo del Vicariato Apostólico de Petén, monseñor Mario Fiandri, en un difundido, ayer, tras las noticas del hallazgo del cuerpo martirizado de la pequeña Sharon Jasmine Figueroa Arriaza, de apenas 8 años de edad – desaparecida de su casa el pasado 9 de febrero en el barrio La Ceibita, de Melchor de Mencos.
“Con mucha tristeza y con mucho dolor, nuevamente -como Iglesia Católica de Petén- no podemos quedarnos ni indiferentes ni callados, ante la violencia que golpea y enluta a nuestro querido Petén”, dice la nota en la que monseñor Fiandir manifiesta su cercanía y participación en el “sufrimiento y las lágrimas de la familia”.
Indignación y profundo horror
Frente a este hecho, el vicario apostólico en siete puntos manifiesta la “indignación y profundo horror” por la muerte “inhumana y absurda, de una niña inocente y feliz” , por lo que exhorta a las autoridades a investigar y aclarar exhaustivamente los hechos para llegar a la aplicación correcta de la justicia.
“Proponemos que ante esta violencia desatada, tan compleja y con tantos actores y causas, no se busquen soluciones inmediatistas o populistas (por ejemplo: la pena de muerte, que va en contra de la enseñanza de la Iglesia Católica), sino que se toquen las raíces estructurales y profundas que tienen a Petén en esta situación tan difícil”, puntualiza monseñor Fiandri.
La Iglesia y su defensa por la vida
La aclaratoria del obispo se refiere a las declaraciones del presidente de Guatemala Alejandro Giammattei, quien solicitó al Congreso evaluar la reactivación de la pena de muerte en el país, luego de conocerse el asesinato de Sharon Figueroa. En Guatemala, la Constitución establece la pena de muerte para algunos delitos, pero no se aplica desde principios de los 2000. Aunado a ello, en 2017, la Corte de Constitucionalidad del país dejó sin efecto la aplicación de la pena capital en varios delitos, como parricidio, ejecución extrajudicial, plagio o secuestro, desaparición forzada y magnicidio.
Al respecto, monseñor Fiandri reafirmó la “elección decidida y absoluta a favor de la vida” de la Iglesia, sobre todo la de los niños y de los más indefensos, a favor de la dignidad de cada persona - hecha a imagen y semejanza de Dios- y a favor del bien común.
El síntoma del cáncer de la violencia
El Petén, región ubicada al norte de Guatemala, zona fronteriza con México, es una de las regiones más violentas del país. Paso predilecto de migrantes, de refugiados retornados de la frontera mexicana, de bandas de crimen organizado, de personas internamente desplazadas, especialmente de campesinos privados de sus tierras por grupos de la narcoguerrilla y narcoganadería, Petén es también una de las zonas más pobres y marginales del país.
“¡Qué triste contradicción: somos 'pobres' (entre los más pobres) en desarrollo humano integral; pero, 'ricos' en violencia y muerte!”, afirma el prelado que ve en la muerte violenta de la niña Sharon, “el síntoma del cáncer de la violencia” que está destruyendo la sociedad guatemalteca y sus “valores más sagrados”.
De allí su invitación a los fieles católicos “a tener fe que -en Cristo Resucitado- el bien triunfará sobre el mal, a orar en familia, y a llevar una vida apegada a los valores del Evangelio, con honestidad y solidaridad, para construir una nueva sociedad”-concluye.
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