EE.UU. Financiaci¨®n extranjera del aborto. Obispos: decisi¨®n contraria a la raz¨®n
Lisa Zengarini - Ciudad del Vaticano
Una medida "contraria a la razón, que viola la dignidad humana y es incompatible con la enseñanza católica". Con estas palabras, los obispos de Estados Unidos expresan su firme oposición a la nueva orden ejecutiva firmada por el nuevo presidente Joe Biden, que permite el envío de fondos financiados por los contribuyentes a organizaciones que promueven y proporcionan abortos en países en desarrollo.
La iniciativa anula la llamada "Política de la Ciudad de México", que separa el aborto de las actividades de planificación familiar, impidiendo que las ONG que ofrecen asesoramiento o promueven prácticas abortivas reciban financiación pública de Estados Unidos. La Política de la Ciudad de México había sido restablecida por la Administración Trump, que en 2017 había introducido la Protección de la Vida en la Asistencia Sanitaria Global (Plgha) ampliando la política a los grupos que promueven el aborto.
Descontada, por tanto, la reacción de los obispos que ya en los últimos días habían respondido a una declaración del nuevo jefe de la Casa Blanca sobre la sentencia "Roe vs Wade" que en 1973 legalizó el aborto en Estados Unidos, que calificó de "progreso". "Es grave que uno de los primeros actos oficiales del presidente Biden promueva activamente la destrucción de la vida humana en los países en vías de desarrollo", se lee en una nota firmada por monseñor Joseph F. Naumann y monseñor David J. Malloy, presidentes, respectivamente, de la Comisión de Actividades Pro-Vida y del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia Episcopal (USCCB).
De ahí el llamamiento a Biden "para que utilice su cargo para el bien, dando prioridad a los más vulnerables, incluidos los niños no nacidos". Por su parte, continúa la declaración, la Iglesia en Estados Unidos está dispuesta a trabajar con la Administración "para promover la salud de las mujeres en todo el mundo de manera que se fomente el desarrollo humano integral, salvaguardando los derechos humanos innatos y la dignidad de toda vida humana, empezando por el vientre materno".
"Para servir a nuestros hermanos y hermanas con respeto, es imperativo que el cuidado de la persona comience por asegurar que los no nacidos estén libres de violencia, reconociendo que cada persona es un hijo de Dios. Esperamos que la nueva Administración trabaje con nosotros para satisfacer estas importantes necesidades", concluye la nota.
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