Iglesia espa?ola: Testamento vital un desafío a la eutanasia
Alina Tufani - Pope
A mediados de marzo, podría entrar en vigor la Ley de eutanasia en España, aprobada en la Cámara de diputados el 17 de diciembre 2020, con la cual se despenaliza la ayuda médica para morir y detalla quién, cuándo y con qué requisitos podrá prestarse. La Iglesia española propone como alternativa la firma del testamento vital, un registro de las voluntades de la persona reconocido legalmente en España a partir del año 2002 con la Ley de Autonomía del Paciente.
“Evitar el atropello a la dignidad y a la libertad de la persona incapacitada que trae consigo la ley de la eutanasia” es una de las razonas por las que la Iglesia española invita a los fieles a dejar un testamento vital. Así lo explica el presidente de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida, monseñor José Mazuelos Pérez, publicada por la Oficina de Comunicaciones de la Conferencia episcopal española (CEE) en la que ilustra no sólo la importancia testamento vital sino en qué consiste, cómo hacerlo y dónde se debe registrar para que tenga valor jurídico.
“Ayudar a humanizar el proceso de muerte con una asistencia humana material y espiritual, estableciendo una línea que dé espacio a una verdadera alianza terapéutica entre el médico competente, los familiares y/o los eventuales representantes que no deberá ser trasgredida”, es para monseñor Mazuelos una de las razones por las que la Iglesia española promueve la firma del testamento vital.
No al encarnizamiento terapéutico
La nota de la CEE aclara que con el testamento vital se especifica que “no se quiere el encarnizamiento terapéutico o acciones terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas, ni la eutanasia entendida como toda medida adoptada para acelerar la muerte de modo directo o intencionado”. De esta forma –insiste el prelado - quedan garantizados los cuidados mínimos de sustento vital, como lo es la comida y la bebida en cualquier persona, evitando toda forma de ensañamiento terapéutico.
En efecto, el testamento vital especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia. Una expresión de la propia voluntad que está reconocida en la propuesta de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, la cual establece que ésta no podrá aplicarse en caso de que la persona haya suscrito con anterioridad un documento con instrucciones, un testamento vital o documentos equivalentes reconocidos legalmente. He aquí la importancia, según explica el prelado español, de rubricar e inscribir este documento en el registro de voluntades vitales para que tenga valor jurídico.
No hay enfermos “incuidables”
El objetivo del testamento vital es dejar constancia, de forma anticipada, de la propia voluntad de aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos. De esta manera, se libera a los familiares del peso de tomar decisiones por el enfermo en situaciones tan difíciles. También contempla nombrar a un representante legal en materia de tratamientos médicos encargado de velar por su cumplimiento y de tomar decisiones en previsión de una eventualidad no contemplada en el testamento escrito. De hecho, la persona que firme está declaración tiene que estar en plena posesión de las facultades mentales y puede en cualquier momento revocar o modificar dichas disposiciones.
“Es curioso que el testamento vital fuera reivindicado por algunas personas y asociaciones que abogaban por una mentalidad claramente eutanásica. Se patrocinaba como vehículo para abrir caminos para considerar de forma absoluta la autonomía del paciente. Hoy, ante la posible aprobación de la ley de la eutanasia se hace necesario para evitar abusos de aplicación de la misma cuando no se puede manifestar el consentimiento informado”, enfatiza monseñor Mazuelos.
La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida pone a disposición de los fieles la información detallada sobre el significado y alcance del testamento vital, y además publica en el portal de la CEE un modelo de testamento vital. En uno de sus párrafos dice: “Considero que la vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. Sé que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios”.
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