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El 30 de diciembre 2020 el senado argentino aprobó la ley que legaliza el aborto en el país. El 30 de diciembre 2020 el senado argentino aprobó la ley que legaliza el aborto en el país. 

Poli: Impotencia y tristeza al no poder defender el derecho a la vida de inocentes

La decepción que ha provocado la aprobación de la ley sobre el aborto horas antes de concluir el 2020 centra la carta del Primado de Argentina que invita a los fieles a tener fe y confianza en que finalmente se impondrá el Dios de la vida.

Alina Tufani - Pope

“Una ley que por muchos motivos nace injusta y tan contraria a la cultura y sentir del pueblo”. Así describe el cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires la Ley que despenaliza el aborto aprobada por el Congreso nacional y la presidencia, el día 30 de diciembre de 2020, bajo “un cielo diáfano de verano”, pero que para muchos argentinos fue “una silenciosa y sombría jornada”. Palabras cargadas de tristeza abren el , que considera paradójico que la aprobación de una normativa que permite quitar la vida se apruebe bajo “un gobierno que se dice popular” y en el contexto de una pandemia que se ha cobrado y se sigue cobrando tantas vidas.  

“Mientras un grupo de jóvenes y militantes partidarios celebran hasta el paroxismo la consagración del derecho a quitar la vida a los seres que se están gestando, la inmensa mayoría de los argentinos contemplamos asombrados el avance de una legislación que prioriza el descarte de los más débiles y se lleva puesto el elemental derecho que nos permite participar de la fiesta de la existencia, desde el mismo momento en que acontece el maravilloso don de la vida desde el instante de la concepción”, observa el purpurado.

Cuando aún los cristianos están viviendo el tiempo de Navidad, el cardenal Poli pone de relieve el “dolor” de la Virgen y San José camino a Egipto, cuando se enteraron del infanticidio que llevó a cabo el rey Herodes y el dolor de los esposos a quienes se les arrebataba el hijo, “sin poder hacer nada ante el brutal atropello del poder de turno”. En este contexto, el cardenal recuerda las palabras del Papa sobre la figura de San José - a quien ha dedicado un año especial - cuando dice que ante hechos incomprensibles de la vida muchos reaccionan con decepción y rebelión, mientras José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia.  

En su mensaje el cardenal Poli afirma que la vida espiritual de José no muestra una “vía que explica, sino una vía que acoge”, porque sólo a partir de la acogida, de la reconciliación, se puede intuir una historia más grande, un significado más profundo”. El purpurado subraya que José no es un hombre que se resigna pasivamente, sino un “protagonista valiente y fuerte”, porque es en la acogida donde se manifiesta el “don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo” y sólo el Señor puede dar la fuerza para acoger la vida tal como es, a veces contradictoria, inesperada y decepcionante.

“Tenemos que dejar de lado nuestra ira y decepción, y hacer espacio – sin ninguna resignación mundana y con una fortaleza llena de esperanza – a lo que no hemos elegido, pero está allí. Acoger la vida de esta manera nos introduce en un significado oculto. La vida de cada uno de nosotros puede comenzar de nuevo milagrosamente, si encontramos la valentía para vivirla según lo que nos dice el Evangelio. Y no importa si ahora todo parece haber tomado un rumbo equivocado y si algunas cuestiones son irreversibles. Dios puede hacer que las flores broten entre las rocas”, subraya el arzobispo Poli

El Primado de Argentina mientras llama a tener confianza en que finalmente se impondrá el Dios de la vida concluye su mensaje con una invitación a los fieles a no dejarse abatir por la realidad que es portadora de un sentido de la existencia con sus luces y sombras. Recuerda además que la fe da sentido a cada acontecimiento feliz o triste. “Entonces – agrega -  lejos de nosotros el pensar que creer significa encontrar soluciones fáciles que consuelan. La fe que Cristo nos enseñó es, en cambio, la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que afrontó ‘con los ojos abiertos’ lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona”.

 

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11 enero 2021, 18:40