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Gabriella Ceraso - Ciudad del Vaticano

Con "profundo dolor", el arzobispo de Banfora, monseñor Lucas Kalfa Sanou, confirma en una carta a la comunidad el hallazgo del cuerpo del padre Rodrigue Sanon, sacerdote desaparecido el pasado martes en Burkina Faso, en un bosque del suroeste del país. Las circunstancias del incidente son aún oscuras, en una zona en la que, según informan fuentes de las fuerzas de seguridad locales, hay tanto formaciones yihadistas como grupos de bandidos que campan a sus anchas en los vecinos Costa de Marfil y Mali.

El prelado pide una intensa oración por la paz del alma del sacerdote asesinado, encomendándola al amor misericordioso de Dios. El martes pasado, el padre Rodrigue Sanon había salido de Soubaganyedougou para llegar a Banfora, la capital de la región, pero nunca "llegó a su destino", según anunció al día siguiente Monseñor Lucas Kalfa Sanou, en un comunicado. El coche del sacerdote fue encontrado abandonado en la carretera. La hipótesis más probable hasta ahora es la del secuestro.

La aceleración de los atentados yihadistas se registra en Burkina Faso desde 2015, con cerca de 1.200 muertos y más de un millón de desplazados en este pobre país del Sahel africano, y poco ha podido hacer la política desde la gran operación militar de mayo de 2020 realizada conjuntamente con Costa de Marfil. El presidente Kaboré ha prometido el regreso de la "seguridad y la estabilidad", pero zonas enteras siguen fuera del control del Estado. Uagadugú se ha comprometido en la lucha antiterrorista con sus socios, tanto regionales (Malí, Níger, Mauritania, Chad) como internacionales (Francia), y se espera que juntos reevalúen su compromiso en febrero en una cumbre en Yamena, durante la cual también harán balance del futuro de la operación francesa Barkhane.