Hinder: el escándalo de Yemen donde se muere de hambre
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
Se restringe cada vez más el espacio necesario para evitar una carestía dramática en Yemen, el país más pobre del mundo árabe, destruido por cinco años de guerra, aún en curso. La desnutrición ha alcanzado niveles récord, con millones de personas, se habla de 5 millones, que se verán afectadas en los primeros seis meses del 2021. Los yemeníes se enfrentarán a una crisis alimentaria sin precedentes, causada principalmente por el conflicto y agravada por el coronavirus, el aumento sin precedentes de los precios de los alimentos en el sur del país y el embargo de las importaciones de combustible que ha afectado al norte. Añádase a esto las limitaciones de los centros de salud y las restricciones de viaje.
ONU: el mundo no puede dar la espalda a Yemen
La "fase de emergencia" de la inseguridad alimentaria – suponen los organismos de las Naciones Unidas, Pam, Unicef y la FAO – implicará con el tiempo a la mitad de los 30 millones de habitantes. El director ejecutivo de Pam, David Beasley, hace un llamamiento en el que manifiesta que ve el 2021 como un año aún más dramático para los vulnerables en el Yemen. Dice que la carestía aún puede evitarse, "pero esta oportunidad se escapa cada día", y añade:
Millones de niños corren el riesgo del hambre
En los últimos meses, se ha producido una importante disminución de la ayuda humanitaria, en lugar de los 3,4 millones de dólares solicitados por la ONU, Yemen ha recibido sólo 1,5 millones, ni siquiera el 50%. Más de 24 millones de personas dependen de alguna forma de la asistencia humanitaria y la situación está empeorando drásticamente. "El mundo no puede quedarse de brazos cruzados mientras Yemen se desliza hacia la carestía y millones de niños y familias vulnerables pasan hambre", explicó la Directora General de UNICEF, Henrietta Fore, quien advierte que aún más niños morirán si no se toman medidas urgentes. "Es un escándalo", denuncia a Pope Monseñor Paul Hinder, Vicario Apostólico de Arabia del Sur y Administrador Apostólico de Arabia del Norte.
El Vicario Apostólico explica que la noticia es cierta, aunque no todo el país está en la misma situación, puesto que depende un poco de las regiones y zonas de conflicto. Sin embargo afirma:
Y recuerda que hace sólo unos días el Papa habló de la necesidad de asumir el dolor del otro, de no deslizarse hacia la cultura de la indiferencia y de no ignorar esa parte de la humanidad cuyos derechos son ignorados y violados. Y éste – dice – es el caso del Yemen... (M del 30 de noviembre pasado).
Además, Monseñor Paul Hinder explica que Yemen está cerca de países muy ricos, siendo en realidad muy pobre, hecho pobre, mantenido pobre, incluso ahora hay hambre. “Es un escándalo y sólo puedo pedir a las potencias internacionales que hagan todo lo posible para reducir al menos esta miseria, aunque no sea posible resolverla de un día para otroâ€.
Abrir corredores seguros
Ante la pregunta de cuáles son las crisis más urgentes en Yemen, sobre las que hay que actuar inmediatamente, el Vicario Apostólico responde que se necesita comida, se debe sobrevivir, y luego está el tema de la salud. “El problema, sin embargo, es cómo hacer llegar la ayuda a la gente, porque, en primer lugar, hay que abrir corredores seguros para pasar la ayuda que viene del exterior, sin esto es difícil intervenir, el mundo tiene dinero, y también hay muchos organismos dispuestos a ayudar, pero el principal problema es cómo llegar a los lugares a los que hay que llegar, y sin la colaboración tanto de las partes implicadas en la guerra como de las potencias internacionales será difícil tener un resultado positivoâ€.
Los yemenitas necesitan la solidaridad mundial
Por último al aludir al tiempo de Adviento y a la cercanía de la Navidad, en cuanto a la esperanza de los yemenitas, Monseñor Hinder afirma que “ellos simplemente necesitan la solidaridad mundial, pero no quieren que se los trate por separado, porque comparten la miseria de los demás, quizás incluso un poco menos, que algunos yemeníes que realmente están, no hay otra expresión, en la miseria. Pero, por supuesto, es necesario rezar y no olvidarlos, no sólo en la oración sino también en nuestra solidaridadâ€.
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