¿Todos? Una aproximación a la Գí Fratelli tutti
Facundo Fernández - Ciudad del Vaticano
Desde el momento que se anunció la nueva carta encíclica de Papa Francisco, Fratelli tutti, se desataron entre los periodistas y en las redes sociales largas discusiones sobre el modo de traducir el título. Naturalmente, estos debates trajeron consigo necesarias reflexiones sobre el rol de la mujer en la Iglesia, y sobre la importancia del lenguaje en la búsqueda de la igualdad de los derechos entre hombre y mujeres. Sin embargo, llama la atención la rapidez para los debates y opiniones, sin haberse publicado tan solo un párrafo de la tercera encíclica de Francisco.
Sin embargo, me sorprende cómo se le ha dedicado una inmensa atención semántica a la primera palabra del título, dejando en las sombras el profundo y profético significado de la segunda: tutti. En un tiempo donde prevalece un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte” (FT 188), donde muchas veces se percibe que los derechos humanos no son iguales para todos (FT 22), donde prevalece una cultura del enfrentamiento (FT 30), donde reaparece la tentación de hacer una cultura de muros (FT 27), la palabra “todos” junto al sustantivo “hermanos y hermanas” debería interpelarnos profundamente en los tiempos en que vivimos.
A través de Fratelli tutti, Papa Francisco busca responder la pregunta del maestro de la ley en la parábola del Buen Samaritano, texto bíblico que es fundamento de la encíclica (FT 56): ¿quién es mi prójimo? A lo largo de las páginas, el Santo Padre invita a trabajar por construir una mística y una cultura del “nosotros” que incluya a todos, dejando de lado las polarizaciones con aquellos que llamamos “los otros”, ya que “todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano” (FT 69).
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