Misionero del íԴ: “vivo mi misión educativa viendo a Jesús en mis alumnos”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
El próximo mes de noviembre hará 28 años que tres hermanos españoles de La Salle aterrizaron en Beirut como voluntarios. En Pope entrevistamos al Hno. Arsenio Carpintero del Reguero, uno de esos hermanos españoles que llegó al Líbano en plena posguerra, tras una larga e intensa guerra civil que duró desde 1975 hasta 1990. “Mi primera impresión al llegar al Líbano fue dolorosa aunque plena de esperanza, dolorosa porque hacía dos años que se había firmado la paz y había finalizado la guerra civil, sin embargo, las trazas y las señales de esa guerra civil estaban presentes físicamente: destrucción y ruinas, pero sobre todo presentes moralmente”.
Cuando el hermano Arsenio llegó a este país, las heridas de la guerra estaban aún abiertas y se reflejaban en la convivencia diaria, la guerra había terminado, pero los partidos y los clanes que habían participado en la guerra fratricida estaban ahí y las tropas de todos los ejércitos extranjeros que habían intervenido en la contienda, el ejército sirio, el ejército israelita, estaban también presentes. “Todo esto no contribuía a calmar los espíritus y a favorecer la convivencia” dice el hno. Arsenio. Además, explica que los atentados mortales contra personas que habían tenido un papel destacado en esta guerra civil “eran frecuentes”.
Hoy, 28 años después, el hermano de La Salle asegura para Pope que siente “el mismo dolor” y al mismo tiempo “abriga la misma esperanza ante la situación dramática que están viviendo muchos libaneses, no solamente a causa de la pandemia, sino también debido a la trágica explosión que tuvo lugar el pasado 4 de agosto de 2020” y que arrasó literalmente una parte del centro de Beirut y varios de los barrios.
La misión de los hermanos de La Salle en el Líbano
En el Líbano, conviven personas de múltiples credos y razas; una diversidad que es una riqueza en sí misma pero que a veces “se transforma en graves problemas de convivencia”. Es por ello que en los colegios que dirigen los hermanos de La Salle reciben toda clase de alumnos provenientes de religión y creencias diferentes y les enseñan – asegura nuestro entrevistado – “las virtudes del perdón, de la tolerancia y del respeto que fundamentan precisamente la convivencia”.
Además, el pueblo cristiano libanés vive la fe a través de las prácticas religiosas y sus parroquias son auténticos centros vivos donde la comunidad cristiana celebran los sacramentos. Es por eso que sus colegios y escuelas cuidan particularmente la formación y la práctica religiosa de sus niños y jóvenes a través de la catequesis, de la eucaristía semanal y de la formación de grupos de jóvenes que son capaces de vivir su fe cristiana.
Los hermanos del instituto dirigen desde que llegaron siete colegios y escuelas: Dos de ellas son gratuitas y están financiadas por el Estado, otra de las escuelas cuenta con una sección de educación especial y el resto ayudan a financiar a esas escuelas gratuitas.
Mateo 18
La frase del Evangelio que ha guiado y sigue guiando su misión educativa como hermano se encuentra en el Evangelio de San Mateo, capítulo 18: Los discípulos de Jesús le hacen una pregunta: ¿ quién es el más grande en el Reino de los Cielos? y Jesús llamando a un niño y poniéndolo en medio de ellos le responde: si no os hacéis y volvéis como niños no entrareis al Reino de los Cielos y el que se haga pequeño y humilde como uno de estos niños ese es el más grande en el Reino de los Celos. Y todo el que recibe a un niño como este en mi nombre, a mí me recibe”. “Es así como yo he vivido y sigo viviendo la misión educativa como hermano – concluye el hermano Arsenio – pensando y viendo la persona de Jesús en los niños y jóvenes que yo recibo cada día en mi colegio”.
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