EE.UU. Mons. Cepeda: la herencia hispano-latina es una bendición de Dios
Manuel Cubías – Ciudad del vaticano
El Mes de la Herencia Hispana fue fijado por ley en 1988 con la intención de visibilizar y reconocer los aportes de los hispano-latinos, que en la actualidad constituyen la minoría más grande, unos cincuenta millones de personas, en los Estados Unidos. Pope conversa con Monseñor José Arturo Cepeda, auxiliar de la diócesis de Detroit y originario de San Luis Potosí, México.
La presencia hispano-latina en los Estados Unidos
Monseñor José Arturo Cepeda puntualizó que la presencia hispana y latina en los estados Unidos está en crecimiento. “Este auge no se da solo en su liderazgo dentro de la Iglesia, sino también ante la sociedad (…) Precisamente esto es lo que queremos celebrar durante este mes”.
¿Cómo han gestionado la diversidad de la realidad hispano-latina?
Monseñor Cepeda afirmó que la gestión de esta realidad tan diversa ha seguido un proceso. “uno de los primeros pasos que hicimos, se dio hace cuatro años, cuando convocamos el Encuentro Nacional de la Comunidad hispana-latina de los Estados Unidos. Fue un momento de escucha y de diálogo donde todas las comunidades de América Latina y nuestra gente local de los Estados Unidos, pudieron hablar de nuestras esperanzas, de nuestras limitaciones, de nuestras ansiedades y así pudimos dar juntos el primer paso en el camino misionero de la Iglesia”.
El Obispo Cepeda subraya “que, en este proceso, nos hemos dado cuenta de lo joven que es precisamente nuestra Iglesia y de los dones que vive nuestra gente y que trae a la sociedad de los Estados Unidos, y claro, son muchos dones para compartir con nuestra Iglesia y nuestra sociedad”. Refiriéndose a las limitaciones que las comunidades latinoamericanas han encontrado afirmó que la más grande es “que tenemos muchas personas sin documentos, pero que, a pesar de eso, siguen trabajando y siguen aportando. También tenemos el pecado del racismo que seguimos viviendo en los Estados Unidos”. Cepeda finalizó esta respuesta valorizando el don de la fe, de las tradiciones y devociones que traen los hispano-latinos, pero, sobre todo, el deseo de contribuir a la Iglesia y a la sociedad.
¿Cómo responde la diócesis a las necesidades de la comunidad hispano-latina?
Monseñor Cepeda contestó: “la forma de responder es en primer lugar escuchando, reconociendo cuáles son las necesidades. La escucha implica el discernimiento como paso previo para responder”. Añadió que hay una dimensión de la respuesta que tiene carácter nacional, pues las comunidades están esparcidas en diferentes núcleos urbanos a lo largo y ancho del país. “Al reconocer su voz y saber qué necesitan, podemos ayudarles a crecer en el liderazgo dentro de la Iglesia y dentro de la sociedad, siempre dentro del espíritu de la Nueva Evangelización”.
En relación a las necesidades de los jóvenes, hijos de migrantes y nacidos en los Estados Unidos, monseñor Cepeda afirmó que se trata de ser “intencionales, de abrir las puertas y salir a su encuentro”. Las redes sociales serán un instrumento, acotó el obispo, para escucharles. En este caso, subrayó, “al tratarse de la segunda y tercera generación, de descendientes de migrantes, ya no tenemos el problema del idioma, porque todos hablan inglés”. Cepeda insistió en que, aunque la lengua común sea el inglés, los jóvenes no han perdido sus raíces. En los foros, afirma Cepeda, “los jóvenes hablan de sus raíces caribeñas, sudamericanas, mexicanas, centroamericanas y tienen la oportunidad de hablar de lo que son. Y esto es muy importante porque en ellos está el presente y futuro de nuestra Iglesia. Así podemos ayudarles a crecer en su liderazgo en la Iglesia y en la sociedad”.
Problemáticas que viven los hispano-latinos
Monseñor Cepeda insistió en lo complejo que es la vida de las comunidades, pues enfrentan problemas como la violencia, el racismo y el desempleo. A esto añade la historia propia de cada región de los Estados Unidos. Por ejemplo, en la zona de Detroit, la población afroamericana es “parte de la fibra e identidad de nuestra sociedad”. De manera que los nuevos migrantes, muchos de ellos de origen centroamericano, buscan trabajo en la industria automotriz, hospitalidad o el trabajo agrícola. La estrategia que la Iglesia ha seguido es la utilización del diálogo y el propiciar encuentros, de esta manera “nuestra gente puede salir a escuchar a los demás”.
Otro elemento importante, señala monseñor Cepeda es la comunidad afroamericana, “es una de las grandes bendiciones” para la sociedad estadounidense. Cuando ha tocado enfrentar el pecado del racismo, tanto la comunidad afroamericana como la comunidad latina se han unido y apoyado. “En lugar de dividirnos, nos hemos unido para elevar nuestras voces y podernos ayudar mutuamente, para que se reconozca nuestra dignidad y así poder demostrar liderazgo y nuestros deseos de trabajar y aportar por la sociedad de este país”.
Monseñor Cepeda finalizó sus intervenciones afirmando: “Tenemos que continuar abiertos a celebrar nuestro pasado, a poder vivir intensamente nuestro presente y poder proyectarnos al futuro de la Iglesia y de la sociedad con mucha esperanza. Nuestra presencia es una bendición y eso es lo que nos ayuda a poder continuar proclamando la Buena Nueva como misioneros gozosos del Evangelio. Nos ayuda saber que el Señor está con nosotros, está caminando con nosotros y nosotros tenemos la responsabilidad de seguir proclamando la Buena Nueva.
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