Caccia. Callen las armas en ?frica Central, se trabaje en el desarrollo integral
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
En la República Centroafricana "ha llegado el momento de silenciar las armas" y de "hacer verdaderos progresos en materia de desarrollo integral": el Arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, lo dijo ayer, 1 de octubre, en Nueva York, en un encuentro a nivel ministerial sobre la situación en África Central.
Es necesario, dijo el prelado, "ayudar a todos aquellos que hacen un uso injusto de las armas a deponer estos instrumentos de muerte". "El apoyo y la financiación de la corriente ilícita de armas y grupos que no están comprometidos con la unidad y el bien del país deben cesar", añadió, exhortando a todos los ciudadanos del país africano "de todas las clases sociales, independientemente de su origen étnico, afiliación religiosa o creencias políticas", a promover el desarrollo integral.
La nación, de hecho, se encuentra en un momento histórico importante: están previstas elecciones legislativas y presidenciales en diciembre, que la Santa Sede espera sean "pacíficas", porque ha llegado el momento de que la población "empiece a escribir junta un nuevo capítulo de la historia del país".
A pesar de que el Acuerdo de Paz firmado en Bangui en febrero de 2019 entre el gobierno nacional y los grupos armados, "las tensiones y los enfrentamientos violentos" persisten en el África central, tanto es así que todavía hay muchos "desplazados en masa y grandes necesidades humanitarias". Por esta razón, el obispo Caccia alentó "el diálogo entre las partes, en el espíritu del Acuerdo, de modo de fomentar una mayor adhesión a los compromisos asumidos".
En particular, el Observador Permanente instó a que también se tuvieran en cuenta las repercusiones que la pandemia del Covid-19 está teniendo en el conjunto de la sociedad centroafricana. En el país, de hecho, el virus ha registrado hasta ahora casi 5.000 casos en total. Del Observador Permanente también la denuncia contra "quien, en el papel, elige el compromiso político, mientras que en la práctica aterroriza a la población de una manera indigna de un compromiso solemne con la transparencia y la democracia".
"Tales acciones -dijo Monseñor Caccia- impiden el desarrollo necesario y fomentan más discordias y divisiones, y los que pagan el precio más alto son los miembros más pobres y vulnerables de la población". Los jóvenes, de hecho, son privados de educación y "obligados ilegalmente a unirse a los grupos armados, donde son víctimas de graves violencias"; hombres y mujeres no pueden cultivar sus campos y obtener así el sustento necesario, obligados como están "a vivir con miedo debido a las violaciones de los derechos humanos a gran escala"; faltan "bienes de primera necesidad" e incluso la ayuda humanitaria a veces no logra llegar a los necesitados "debido al desprecio del estado de derecho instaurado por los grupos armados".
A este respecto, Monseñor Caccia recordó que, en 2016, por voluntad del Papa Francisco, la Santa Sede, en estrecha colaboración con el hospital Bambino Gesù de Roma, aportó una importante contribución "a la calidad del servicio y la asistencia prestados en el Complexe Pédiatrique de Bangui", mejorando así las condiciones de vida de los niños del lugar.
La planificación, la financiación de nuevas instalaciones, la capacitación de pediatras y la promoción del desarrollo de todas las comunidades locales, son las herramientas que se han puesto en marcha en los últimos cuatro años. Por último, el Observador Permanente hizo suyas , es decir, el llamamiento al pueblo, a sus dirigentes e interlocutores, para que trabajen sin cesar “por la unidad, la dignidad humana y la paz basada en la justicia”.
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