Irlanda. “Como familia humana, no podemos estar sanos si el planeta no lo es”
Alina Tufani – Pope
“Todo está conectado” es la frase que el obispo Clogher, monseñor Larry Duffy, usa como hilo conductor de su Carta Pastoral dedicada al Tiempo de la Creación, que desde el pasado 1 de septiembre y hasta la Fiesta de San Francisco, en 4 de octubre, celebra el mundo cristiano. Punto de partida, el llamado del Papa Francisco, en su Encíclica Laudato Si’, a un "diálogo urgente” sobre cómo estamos dando forma al futuro de nuestro planeta y la necesidad de una conversión que incluya a todos, porque el desafío al que nos enfrentamos nos afecta a todos.
Pandemia de COVID-19
“Hoy en día, nuestro mundo continúa viéndose profundamente afectado por la pandemia de coronavirus, que tiene mucho en común la crisis ambiental. Muchos expertos nos dicen que esta pandemia es un síntoma de una crisis ecológica mucho más amplia. Ciertamente nos ha demostrado cuán profundamente conectado está todo, cuán vulnerables somos como seres humanos y cuán frágil es nuestro mundo. Un pequeño virus invisible ha detenido al mundo y nos ha obligado a encerrarnos”, afirma mons. Duffy.
Y no sólo la pandemia de Covid-19, asegura el prelado irlandés, al recordar que ésta ha sido precedida por eventos climáticos severos, producto en gran parte del calentamiento global y que han causado muerte, destrucción y desplazamiento de personas. Por ello, la Carta Pastoral no se limita a resaltar la urgencia de la crisis ecológica y celebrar el quinto aniversario de la Laudato Si’ del Papa Francisco, sino a recordar a todos los católicos la urgente necesidad de tomar acción para proteger la casa común.
“Esto es urgente. Los insto a actuar ahora y a orar. Que nuestra fragilidad, demostrada por la pandemia, sea nuestra esperanza. Usemos todos este tiempo sabiamente; rezar y actuar; examinar nuestra conciencia sobre los estilos de vida que tenemos; elegir la sencillez de la vida como camino de regreso al asombro y el asombro en la presencia de Dios y, además, mostrar solidaridad con nuestros semejantes y con la creación a través de nuestra compasión y acciones. Todo está conectado”.
Interconectados
Monseñor Duffy regresa al tema de la interconexión, puesto al descubierto por la pandemia, al demostrar la dependencia de unos con otros, pero también de los seres humanos con la madre tierra para sobrevivir. Entonces, un llamado a la reflexión se hace natural para poner en tela de juicio la propia vida, la de la sociedad y cómo contribuiría un cambio en el estilo de vida, porque el problema a juicio del obispo de Clogher es más amplio que la simple dimensión ecológica, también es social.
Justicia Social
“Debemos integrar cuestiones de justicia social en los debates sobre el medio ambiente. Cuestiones como los abusos de los derechos humanos, la intolerancia religiosa, la discriminación, el racismo, los ataques a la vida de los no nacidos y la negación del derecho a la vida son parte de lo que el Papa Francisco llama 'intereses colonizadores' y 'la cultura del descarte' que alimenta nuestro descuido de la creación y del creador”.
Mostrar solidaridad con la tierra y con su gente, para el obispo irlandés, es una manera de ser un buen samaritano y escuchar “el clamor de los pobres” como dice el Papa. Un interés que da pie a la alusión de monseñor Duffy a los 7 millones de jóvenes que se han unido a la joven Greta Thunberg en ese desafío de cuidar nuestra tierra y nuestro medio ambiente.
Tiempo de la Creación
Una movilización que habla de esperanza, como el tema del Tiempo de la Creación 2020, en Irlanda, que es precisamente ese, “Cultivar la esperanza”, pero en la acción, en la sensibilización hacia la belleza de la naturaleza. Como dice el obispo en su carta pastoral, necesitamos “reconectarnos” con la naturaleza y reavivar ese sentido de asombro con la creación, con la presencia de Dios, como San Francisco de Asís.
“Necesitamos redescubrir un sentido de reverencia por Dios, por la tierra y por nuestros hermanos y hermanas que son excluidos y tratados como ciudadanos de segunda clase, en casa o fuera de casa, nacidos y no nacidos. Compartimos esta responsabilidad con toda la Iglesia. Se lo debemos a las generaciones por nacer, trabajar juntos para mantener la vida en este planeta, para proteger la creación de Dios, nuestro hogar común”, concluye.
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