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Primer ministro Keith Rowley, del Movimiento Nacional del Pueblo, ganador de las últimas elecciones Primer ministro Keith Rowley, del Movimiento Nacional del Pueblo, ganador de las últimas elecciones 

Trinidad y Tobago. Comisión de justicia denuncia el racismo en el país

La Comisión Católica para la Justicia Social hace un llamamiento a todos los ciudadanos de Trinidad y Tobago para que denuncien el racismo, en respuesta a la guerra de palabras que ha surgido en los medios de comunicación social antes, durante y después de las elecciones generales de 2020. La comisión advierte que el racismo es como "un vil gusano que se come el alma”

Alina Tufani – Pope

"Hace mucho tiempo que es necesario que nosotros, como pueblo, rechacemos el racismo y abracemos y promovamos la unidad en nuestra diversidad”. Esta la sentencia de la Comisión Católica para la Justicia Social (CCSJ) de Trinidad y Tobago en una declaración que condena la manipulación del factor racial durante y después de las elecciones del pasado 10 de agosto que dieron la victoria el actual Movimiento Nacional del Pueblo (PNM), liderado por el primer ministro Keith Rowley, y que acomuna simpatizantes trinitarios de ascendencia india, seguido por el opositor partido del Congreso Nacional Unido (UNC) conformado por una mayoría afrodescendiente.

Efectivamente, los dos grupos demográficos más grandes de Trinidad y Tobago son de ascendencia india y africana y, en su mayor parte, votan tradicionalmente en este sentido, dando un cariz racial a los comicios. Sin embargo, en esta ocasión la raza se convirtió en una mercancía política estimulada ampliamente a través de los medios de comunicación y las redes sociales, al punto de constituir en este momento un factor de tensión social.

De allí el llamamiento de la CCSJ a todos los ciudadanos para que denuncien el racismo, que es "un vil gusano que se come el alma misma del individuo y de la nación”. El comunicado advierte además que el racismo “es un pecado y debe ser eliminado en todas sus formas, ya sea individual, institucional, directa e indirecta” y recuerda el impacto del racismo en las vidas de sus antecesores.

Al acercarse el Día de la Independencia de Trinidad y Tobago, el 31 de agosto, el CCSJ invitó a los ciudadanos a reflexionar sobre las formas en que cada quien puede haber, consciente o inconscientemente a través del pensamiento, la palabra o la acción, "alimentado a este monstruo con cabeza de hidra construido socialmente".

La declaración reitera la necesidad comprometerse para erradicar este mal de los corazones y mentes. “Debemos orar por una conversión de corazones porque, como dijeron los obispos de los Estados Unidos: La verdadera justicia y la paz pueden ser una cuestión de política sólo si es primero una cuestión del corazón". La nota concluye con una invitación a orar para que “la gracia de Dios abra nuestros ojos y los de nuestros líderes, para que elijamos valores y virtudes que nos ayuden a prosperar y progresar como pueblo”.

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16 agosto 2020, 11:18