Mauricio: escuchar el grito de la Tierra para cambiar el modo de actuar
Gabriella Ceraso – Pope
Más de mil toneladas de petróleo crudo vertidas en un paraíso natural de preciosa biodiversidad. Daños a la economía, al medio ambiente y a la sociedad, en un lugar como la isla de Mauricio, donde la mayoría de la población vive de la pesca y el turismo y la riqueza está en manos de unos pocos. Ésta es la imagen de lo que queda de la isla del Océano Índico poco más de un mes después del accidente en el que el buque cisterna japonés MV Wakashio, con tres mil ochocientas toneladas de combustible y doscientas toneladas de gasóleo a bordo, encalló en Pointe d'Esny, una zona protegida cerca del parque marino de Blue Bay.
Despertarse animados por una buena conciencia ecológica
Inmediatamente después de la catástrofe, que más tarde vería la intervención de especialistas de diversas partes del mundo, el Cardenal Maurice Piat, Obispo de la capital Port-Louis, había instado a todos a "despertarse" animados por una "buena conciencia ecológica".
Comprometerse en defensa de nuestra casa común
Su voz vuelve a hacerse oír con ocasión del llamamiento del Papa del último domingo por la isla que, con una serie de iniciativas y con la participación de los jóvenes en particular, se prepara para marcar el largo Tiempo de la Creación, del 1° de septiembre al 4 de octubre, respondiendo a la llamada del Santo Padre a comprometerse en la oración y en la acción en defensa de nuestra casa común.
El Cardenal Piat afirma que desde hace meses durante la pandemia de COVID-19 trabaja un grupo de religiosos muy comprometidos con la ecología y la defensa de la Creación y con la promoción de prácticas verdaderamente respetuosas del medio ambiente. Concierto que forma parte de una serie de conciertos, organizados en diferentes partes de la isla.
Y explica que, en respuesta a esta situación, desean promover actividades que enseñen a los jóvenes sobre las diferentes culturas y prácticas alimentarias.
Educación ecológica
“En Mauricio, por ejemplo, producimos alrededor de cien millones de botellas de plástico al año, lo que es una cantidad enorme. Asimismo, queremos impulsar al Gobierno para que legisle sobre el uso del plástico, que se está convirtiendo en una gran amenaza para el país y el mar. También por eso hicimos este concierto”, dice el Purpurado.
A la pregunta de qué efecto tuvieron las palabras del Papa, tanto en la persona del Purpurado como entre las personas, el Cardenal manifiesta que están muy agradecidos al Santo Padre por haber hablado de la isla de Mauricio y del enorme desastre ecológico que ocurrió en una de las lagunas más hermosas del sur debido al derrame de petróleo de la petrolera que encalló en el arrecife de coral. Y añade: “Los mauricianos han trabajado muy duro, de forma voluntaria y generosa para tratar de limpiar la zona, pero desgraciadamente se ha hecho un gran daño y la vida de los pescadores que viven en la costa está completamente trastornada porque todo está ligado al mar”.
Y entonces las vidas de las personas que viven en la isla también se ven alteradas, porque hay un hedor que los hace sentir incómodos. Estamos muy tristes y mucha gente está enfadada porque se permitió que la nave se acercara tanto y nadie reaccionó inmediatamente. En la fiesta patronal de la isla hubo un momento de oración común por lo ocurrido y de confianza para invocar la protección de nuestro país
Escuchar el grito de la tierra y de los pobres
Como mensaje o llamamiento desde Mauricio a la cristiandad para este largo período que se abre el 1° de septiembre, dedicado a nuestro prójimo y a la Creación, el Purpurado afirma: “Me gustaría decir que hoy, en todo el mundo, tenemos la gran responsabilidad ante Dios, como dice el mismo Papa, de escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres. Aquí, nuestra laguna, nuestra tierra, nuestro mar, gritó cuando se produjo ese derrame de petróleo que dañó gran parte de la tierra. Nos dimos cuenta, a pequeña escala y de manera muy difícil, del daño que puede traer el no respetar la Creación”.
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