Uruguay. Monseñor Fuentes: la ley de eutanasia es un proyecto sombrío y sinsentido
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
“Aliviar el sufrimiento de las personas que, padeciendo una enfermedad terminal, sufren dolores que pueden llegar a ser insoportables, es un deseo generalizado” escribe el monseñor Jaime Fuentes, obispo emérito de Minas, en una Carta abierta a los legisladores en la que, sin embargo, considera "errado" que se trate de plasmar con el Proyecto de ley eutanasia y suicidio asistido presentado en marzo de este año y actualmente en discusión en el Congreso.
“Se olvida que el fin no justifica los medios” afirma el prelado al recordar que la vida humana posee la mayor de las dignidades y, por lo tanto, reclama el mayor de los cuidados. “Decidir cada uno por su cuenta cuándo darse muerte, ¿es un derecho humano?, ¿quién lo dijo, dónde está escrito? “, se pregunta monseñor Fuentes ante los argumentos de los promotores de la ley que hablan de respeto a la “libertad individual de decidir cuándo acabar con la propia vida”.
En este contexto, el prelado uruguayo afirma que como personas que vivimos en sociedad, interdependientes, es humano y normal que ante la intención suicida de una persona se trate de disuadirla. Sin embargo, la ley de eutanasia es como decir : ““¡por mí que se mate, si es legal!”. “¿Esta es la sociedad que queremos, individualista hasta el colmo?, interpela el obispo, para quien el suicidio y la falta de generaciones de relevo son los verdaderos problemas del país.
Monseñor Fuentes considera un “completo sinsentido” legalizar la eutanasia y el suicidio asistido en Uruguay que tiene el mayor número de suicidios de América Latina y uno de los mayores del mundo. Y tras señalar algunas estadísticas, afirma que en los países donde se ha introducido este tipo de leyes se ha registrado una tendencia al aumento de casos, lo que a su juicio es una demostración de que “las leyes influyen, para bien o para mal, en el conjunto del comportamiento social”.
El problema de la natalidad también es señalado en la carta abierta que constata que el mayor problema de Uruguay es la falta de población. Así como con planes concretos para incentivar la natalidad algunos países europeos y el vecino Paraguay han conseguido buenos resultados, Uruguay necesita un “proyecto colectivo entusiasmante”, dice el obispo que invita a los legisladores a estudiar el problema y trabajar por un Uruguay mejor. “En el tiempo pandémico que estamos viviendo, mientras nos cuidamos de un contagio mortal, el proyecto de ley de eutanasia y suicidio aparece por demás sombrío", concluye.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí