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Ciudad del Vaticano

En cuanto a la trata de personas, 鈥渓a Iglesia nos invita a luchar contra este pecado y delito que clama al cielo y destruye vidas鈥�. Estas son palabras de Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), quien ha hecho público un mensaje este 30 de julio con ocasión del Día Mundial contra la Trata de Personas. En efecto, este día tiene como finalidad 鈥渟ensibilizar sobre la dolorosa situación que afrontan miles de víctimas en el mundo鈥�, y revindicar la defensa de sus derechos.

Monseñor Cabrejos declaró que la Iglesia 鈥渃omparte el dolor de estos hermanos y hermanas鈥� que se encuentran atrapados 鈥渆n esta nueva forma de esclavitud鈥�, que han sido engañados, 鈥渢entados por falsas ofertas de trabajo鈥� o de una vida mejor, cayendo en redes 鈥渄e explotación sexual o laboral鈥�, de donde difícilmente se puede salir.

La trata desfigura la humanidad de la víctima

Sin duda alguna, la crisis sanitaria de Covid-19 ha provocado que 鈥渓a vulnerabilidad de estas personas鈥� aumente, reduciendo en gran medida las posibilidades de que encuentren ayuda y libertad. Ante esta grave situación, el presidente del CELAM hace suyas las palabras del Papa Francisco: 鈥淟a trata, en efecto, desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la vida en abundancia. La trata, en fin, daña gravemente a la humanidad en su conjunto, destrozando a la familia humana y al Cuerpo de Cristo鈥�.

Proteger a los más vulnerables

Finalmente, el prelado hace un llamado a las autoridades, a trabajar 鈥渆n la implementación de medidas urgentes y específicas que auxilien y ayuden a las víctimas de este delito鈥�, proporcionándoles ayuda urgente mediante 鈥渃ampañas de sensibilización, denuncia, refugios, líneas de apoyo y un debido acceso a la justicia鈥�. Del mismo modo, se dirige a las 鈥渋nstituciones y organizaciones de la sociedad civil para que sigan protegiendo a los más jóvenes e indefensos de toda familia, incluso a través de las redes sociales y el Internet, donde los explotadores se esconden impunemente en el anonimato鈥�.