B¨¦chara Ra?: estatus de neutralidad para el ³¢¨ª²ú²¹²Ô´Ç contra las crisis
Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano
Desde hacer meses el Líbano vive una profunda crisis social, económica y política, agravada por la pandemia. Después de un estancamiento político-institucional que duró por lo menos dos años, el país tiene ahora un gobierno fuertemente criticado por la plaza. De hecho, continúan las manifestaciones populares contra el aumento de los precios y la corrupción. Una gran parte de la población está pasando hambre, afirma ante nuestros micrófonos el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los Maronitas, y ahora es necesario un punto de inflexión para que la comunidad internacional mire hacia el Líbano para responder a la petición de ayuda hecha por Beirut.
Una neutralidad necesaria
La crisis política ha generado las dificultades económicas y sociales. En el Parlamento libanés hay una profunda división, debido a la presencia del grupo chiita pro-iraní de los Hezbolá, que tiene una fuerte implicación en los asuntos internacionales de los países vecinos. Toda esta situación está llevando a una gran parte de la población al hambre. La movilización de la Iglesia, de las Cáritas y de las organizaciones humanitarias es fuerte ante el 50% de desempleo. Hay una gran necesidad en todas partes, pero antes de intervenir para ayudar al Líbano, la comunidad pide la solución de las cuestiones políticas y reformas. Pero por el momento - dice el Cardenal Béchara Boutros Raï - la acción del gobierno está bloqueada por una fuerte oposición interna. Ante estas dificultades es apropiado, para el cardenal, pedir a la ONU una declaración de neutralidad para el Líbano. Esta decisión desbloquearía - dice - la posición de expectativa de la comunidad internacional.
El pluralismo, salvación del Líbano
En la situación actual, la estructura institucional multirreligiosa libanesa es una garantía para la coexistencia pacífica y el diálogo. Cristianos maronitas, sunitas y chiitas tienen un papel preciso en la presidencia, en el gobierno y en el parlamento. La distribución del poder y las responsabilidades gubernamentales garantiza una respuesta eficaz a cualquier eventual fricción. De lo contrario, no hubiera sido posible para un país de poco más de 4 millones de habitantes, acoger al menos a 2 millones de refugiados sirios, que huyen de una guerra decenal, y a los palestinos. Pero ciertamente, recuerda el cardenal Béchara Raï, no es fácil manejar una situación de este tipo. La solución ideal sería que los refugiados regresaran a sus países de origen, pero mientras haya una guerra en curso esto no es posible. Debemos salvar este país acogedor, exhorta el cardenal, y el estatus de neutralidad es la solución a los gravísimos problemas a los que nos enfrentamos.
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