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Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

"Para nuestra Universidad este Año especial significa cuestionar la forma en que la Universidad interactúa con el espacio social, cultural, científico y sobre todo cómo su contribución participa en la construcción de un mundo mejor, más inclusivo y más responsable", en el que "la gente se siente realmente parte de la solución para tender puentes entre los que tienen más posibilidades económicas y los que no. En resumen: un mundo que no deja a nadie atrás" ha explicado la Rectora de la Ucp, Isabel Capeloa Gil, a la Agencia Ecclesia. Por lo tanto, será fundamental la llamada a desinstalar una mentalidad autorreferencial, dice: "La Laudato sí’ nos desafía a ir más allá -reitera la rectora- la Universidad debe ser un signo distintivo de la propuesta católica en la sociedad portuguesa, un signo atento a los problemas sociales, ambientales, éticos o jurídicos". La transversalidad en las disciplinas y las propuestas factibles y reales, por lo tanto, serán las palabras clave de la Universidad que quiere alejarse de una "cultura tecnocrática e hiper-especializada que termina siendo limitada".

Por su parte, el Padre José Manuel Pereira de Almeida, Vicecanciller de la UCP, destaca que este es "un año especialmente importante para dar un giro" y para promover "el cuidado de la casa común, con especial atención a los pobres". Más que una Encíclica "verde", de hecho, la Laudato es "un documento de la Doctrina Social de la Iglesia". De ahí el llamamiento a aprovechar finalmente la oportunidad de transformar "el estilo de vida, las elecciones, las prioridades de cada uno", promoviendo al mismo tiempo una Universidad "solidaria y a favor del desarrollo sostenible".

Precedido, el domingo 24 de mayo, por una "Oración Común por la tierra y la humanidad", el Año Especial dedicado a la "Laudado sí" fue promovido por el Departamento para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con el apoyo del Papa Francisco. Escudriñado en numerosas citas sobre el tema de la ecología integral, el Año terminará en 2021, pero tiene como objetivo proponer un compromiso público común de "sostenibilidad total" que se logrará en 7 años. Muchos actores están involucrados: familias, diócesis, órdenes religiosas, universidades, escuelas, estructuras de salud y el mundo de los negocios, con especial atención a las empresas agrícolas.