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Hospital General Regional, Tijuana. Hospital General Regional, Tijuana.  

é澱, obispos: no olvidemos en la pandemia los principios de bioética

Los obispos mexicanos exponen, en una breve nota, las consideraciones bioéticas más elementales que es preciso custodiar por parte de todos en estos momentos de desconcierto a causa de la pandemia COVID-19, para evitar •acciones discriminatorias e inhumanas”

Roberta Barbi – Ciudad del Vaticano

Desde la web del Episcopado, los obispos de la Conferencia Episcopal de México lanzan un llamamiento para no olvidar las principales consideraciones de bioética y respeto por la vida durante la situación de emergencia actual debido a la pandemia de Coronavirus.

"En esta perspectiva, y tratando de contribuir a la reflexión en una sociedad pluralista como la nuestra, que necesita a toda costa reconocer la igualdad de dignidad de todas las personas y evitar acciones discriminatorias e inhumanas - escriben los obispos - recordamos que es una obligación moral contar con información suficiente sobre la tasa de infección para tomar rápidamente las acciones preventivas pertinentes. Por lo tanto, como lo demuestran las experiencias de otros países que han logrado superar estas primeras etapas de la pandemia, es necesario realizar pruebas de detección, no solo en pacientes sintomáticos, sino también en personas sin síntomas, que, sin embargo, podrían ser portadores sanos del virus. La imposibilidad de hacer un diagnóstico lo más completo posible de la propagación de la epidemia no es solo un error estratégico, sino también moral".

"El personal sanitario tiene el pleno derecho de contar con la protección requerida para realizar su riesgoso trabajo en las condiciones más seguras posibles - continúan los prelados - no es éticamente justificable Exigir al personal sanitario atender a personas contagiadas o con posible contagio sin dotarlas de todo el material necesario para su protección. A nadie se le puede obligar a arriesgar su salud y eventualmente la vida sin la prudente protección. Así mismo, la atención de la salud mental del personal sanitario, es tan importante como su salud física, por lo que habrá que ofrecerles ayuda profesional en el momento que lo requieran".

En cuanto a la clasificación de los pacientes, debe ser justa para todos, basada en las posibilidades reales de supervivencia y universalmente reconocido por todos los profesionales de la salud: "Es previsible que en México sea preciso realizar procesos de selección de pacientes con la finalidad de asignar distintos tipos de atención. Estos procesos se deben realizar tomando en cuenta de manera simultánea: la urgencia del caso, el tipo de necesidad a atender y que los recursos asignados sean lo más beneficiosos posibles para el paciente". Del mismo modo, los pacientes nunca deben ser abandonados, incluso cuando no hay cura: “los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y el acompañamiento son un requisito que nunca debe pasarse por alto" puntualizan.

Al mismo tiempo, sin embargo, se debe eliminar absolutamente el exceso terapéutico y la eutanasia: "Es importante evitar toda acción que de manera explícita o encubierta pudiera ser de tipo eutanásico o conllevar ensañamiento terapéutico. Las decisión prudente de los médicos y una comprensión integral de los cuidados paliativos son esenciales a este respecto".

Los obispos mexicanos están convencidos que “la exigencia moral originaria de amar y respetar a la persona como un fin, y nunca como un simple medio” es irrenunciable". "Es en momentos como el presente, en que existe un grave riesgo para todos, que debemos aprender a anunciar desde nuestra fe y desde la sola razón natural que la dignidad y los derechos humanos fundamentales no son intermitentes ni son edictos de tolerancia revocables. Toda vida humana es valiosa y ninguna debe ser sacrificada por acción o por descuido". 

Los prelados de la Conferencia Episcopal de México concluyen su reflexión confiando al pueblo mexicano a la protección de la Virgen de Guadalupe:

“Madre del verdadero Dios por Quien se vive”, custodie a todos, en especial a los más vulnerables y enfermos, en esta pandemia. Que Nuestra Madre del Cielo obre el milagro de la solidaridad que tanto necesitamos en nuestra nación. Y que al terminar este arduo periodo de prueba y purificación, los mexicanos, a través de su intercesión, nos levantemos de nuevo, más hermanos y más cercanos entre nosotros.”

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17 abril 2020, 16:26