Uruguay: “Madrinas por la Vida” acompa?a a embarazadas vulnerables
Sebastián Sansón Ferrari – Montevideo, Uruguay
Estando en México, hace 20 años, Marta Grego participó del “Llamado Guadalupano”, un congreso que reunía a personas involucradas en la defensa de la vida y, a partir de ese momento, sintió que tenía que hacer algo por los niños no nacidos. Al regreso a su Uruguay natal se encontró con una chica que estaba pensando en abortar y Marta le dijo: “Yo te voy a ayudar”. Esa fue la primera madre socorrida por “Madrinas por la Vida”, una organización católica sin fines de lucro que, desde entonces, ha logrado que todas las mujeres asistidas decidan no abortar y den a luz.
La iniciativa brinda sostén y contención a mujeres en situación de extrema vulnerabilidad, en especial a mujeres embarazadas, “pero van todas las madres que estén solas y precisen apoyo”, explica Fátima Puig, voluntaria de la organización. El objetivo es que “se sientan cómodas, escuchadas, queridas, que se puedan empezar a valorar, que la vida de sus hijos también vale un montón”, precisa. Con ese fin ofrecen talleres para incentivarlas a salir adelante y lograr una inserción en el mundo laboral. Los temas que abordan son diversos, como la lactancia, primeros cuidados, cocina, preparación del currículum y, por supuesto, la fe, la relación con Dios, la confianza en la Virgen María, que es la gran intercesora del emprendimiento y a quien consideran un modelo de mujer y de madre.
“Madrinas por la Vida” funciona actualmente en las ciudades de Montevideo, Canelones y Artigas, aunque desean expandirse a todo el país. También están presentes en Medellín, Colombia. Y aunque la mayoría de las participantes son mujeres, el proyecto también está abierto a los hombres.
Fátima Puig distingue los perfiles de quienes se acercan a “Madrinas”: por un lado, hay mujeres que se sienten a gusto y están contentas con el espacio. Por otro, llegan madres procedentes de contextos complejos, marcados por la pobreza, la violencia doméstica, las adicciones o la prostitución. Puig cuenta que se comprometen tanto con ellas, que forjan un vínculo emocional muy fuerte, al punto que quisieran ayudarlas hasta a encontrar un buen trabajo. De hecho, han entablado negociaciones con empresas, pero por ahora esto ha excedido sus posibilidades. Sí reciben diversas donaciones de particulares, como pañales, por ejemplo, muy útiles para la misión de acompañar a las madres.
Más allá de la polémica
“Madrinas por la Vida” se desmarca de la “batalla” entre pañuelos verdes y pañuelos celestes que se suele ver en el debate sobre el aborto, que en Uruguay está legalizado desde 2012. “Nuestro objetivo no es juzgar a nadie ni excluir a nadie. Al contrario, queremos que las madres se sientan contenidas, apoyadas, que una mujer por abortar nunca va a ser juzgada, queremos ayudarla”, detalla Puig. “Nosotros no queremos esa guerra. Pensamos distinto, pero queremos mostrarles que, para nosotros, la vida es un regalo de Dios, que hay que cuidarla y protegerla”, añade. “La mejor forma de luchar por ello es yendo y ayudando, con lo que podemos, pero siempre todo suma”, aclara Puig. Incluso, el 25 de marzo de 2019, Solemnidad litúrgica de la Anunciación y Día del Niño por Nacer, organizaron una concentración frente a un concurrido hospital y junto a otros católicos se manifestaron para concientizar sobre la importancia de defender la vida.
Esta organización se suma a la red de grupos y movimientos existentes en Montevideo que ayudan a la mujer vulnerable, que está coordinada por la Pastoral Social de la Arquidiócesis, cuyo referente es el obispo auxiliar, monseñor Pablo Jourdan.
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