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Tercer domingo de Cuaresma: reflexionando sobre el sentido del sufrimiento

En medio de la emergencia global a causa de la extensión del coronavirus y mientras esperamos la llegada de la Pascua, encontramos en estos días la ocasión de reflexionar sobre el sentido del sufrimiento humano. Y lo hacemos de la mano de las reflexiones de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco: tres Papas distintos, inmersos en diversos escenarios históricos pero unidos en una misma visión del sufrimiento: el de la esperanza cristiana.

 

Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano

Situándonos ya en el tercer domingo de Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua, que este año coincide con la preocupante situación de emergencia global a causa de la extensión del coronavirus; el cristiano encuentra en estos días la ocasión de reflexionar sobre el sentido del sufrimiento, no visto como una carga absurda que "nos roba la felicidad de la vida", sino como un estado humano que traspasa el límite físico, emocional y espiritual, ayudándonos a trascender la propia existencia.

Para muchos el sufrimiento es algo inútil, estéril e injusto; pero para quienes miran las cosas con los ojos de la fe, es una oportunidad que permite comprender mejor las diversas realidades que nos rodean y poder así hallar algunas de las respuestas a los interrogantes más complejos en nuestra historia como humanidad y también en la historia personal e individual de cada uno.

Preparar el cuerpo, la mente y el alma

El Evangelio nos dice que Jesús pasó cuarenta días retirado en el desierto antes de empezar su vida pública, dedicado al ayuno, la oración y la reflexión. Un gesto del que se deduce que es necesario "prepararse" antes de tomar una gran decisión o afrontar un cambio radical. Se trata de alistar el cuerpo, la mente y el alma "antes de dar un gran paso", como lo fue aquel que dio Cristo y que posteriormente le acarrearía tanto sufrimiento.

¿Cuál es el sentido del sufrimiento?

Volvemos, por tanto, a la cuestión inicial...¿cuál es el sentido del sufrimiento?

 

La Iglesia sale permanentemente al encuentro con el hombre, especialmente en el camino de su sufrimiento. Es por ello que se ha ocupado, a lo largo de los siglos, en dar respuestas concretas a esta pregunta y así lo han hecho también los últimos Papas de nuestro tiempo.

Juan Pablo II y su visión del sufrimiento

En 1984, Juan Pablo II escribió la Carta Apostólica Salvifici Doloris sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano en la que explica que éste parece pertenecer a la trascendencia del hombre; «es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido "destinado" a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo».

Para el Papa Wojtyla el sufrimiento humano constituye en sí mismo, "casi un mundo específico que existe junto con el hombre, que aparece en él y pasa, o a veces no pasa, pero se consolida y se profundiza en él".

Preguntarnos ¿para qué sufrimos? en lugar de ¿por qué?

Y va más allá: "El sentido del sufrimiento, es verdaderamente sobrenatural y a la vez humano. Es sobrenatural, porque se arraiga en el misterio divino de la redención del mundo, y es también profundamente humano, porque en él el hombre se encuentra a sí mismo, su propia humanidad, su propia dignidad y su propia misión. El sufrimiento ciertamente pertenece al misterio del hombre".

Finalmente, el Papa polaco invita en su Carta a cuestionarnos sobre este misterio, a "presentar a Dios la pregunta": ¿para qué existe el sufrimiento? en lugar de preguntarnos ¿por qué sufrimos?

"Dios espera la pregunta y la escucha", puntualiza Juan Pablo.

Benedicto XVI: sufrimiento, escuela de esperanza

Por su parte, Benedicto XVI abordó también el tema del sufrimiento en varios momentos de su pontificado. Por citar uno de ellos, nos quedamos con su mensaje para la 18ª Jornada Mundial del Enfermo, en los que habla sobre sus "aspectos positivos" ya que - asegura el Papa Ratzinger- "puede convertirse en una escuela de esperanza, madurez y unión a Cristo, y beneficiar a toda la Iglesia".

 

Además, el Santo Padre emérito hace hincapié en que "el tiempo transcurrido al lado de quien se encuentra en la prueba, ya sea por enfermedad o por cualquier otro tipo de sufrimiento, se revela fecundo de gracia en todas las demás dimensiones de la pastoral" y nos da una clave para enfrentarlo:

"Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito".

Francisco: el dolor visto con los ojos de la fe

Igualmente el Papa Francisco ha tocado este tema en muchas oportunidades destacando siempre la importancia de enfrentar los momentos de dolor y tribulación de la vida, "con esperanza cristiana", que es aquella que "no muere jamás" porque nace de la plena confianza en Cristo.

Y así lo hizo en una de sus últimas catequesis del año 2019, concretamente el 11 de diciembre, un par de semanas antes de que estallara la alarma mundial sobre el coronavirus, primero en China, luego en Irán e Italia, extendiéndose posteriormente en otros países de Europa hasta llegar a América, África y Oceanía.

 

En aquella ocasión, el Santo Padre puso como ejemplo el testimonio de San Pablo, "quien no fue sólo un evangelizador lleno de ardor", sino que tuvo que enfrentarse al odio de sus enemigos que lo llevarían hasta el encarcelamiento y su posterior muerte: "a partir de esa experiencia del Apóstol, observamos el sentido cristiano del sufrimiento. Pablo nos enseña a perseverar en la prueba y la capacidad de leerlo todo con los ojos de la fe”.

Tres Papas distintos, inmersos en diversos escenarios históricos pero unidos en una misma visión del sufrimiento: el de la esperanza cristiana puesta en la confianza de "saber de quién nos hemos fiado" (2 Tm 1,12).

 

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15 marzo 2020, 17:29